Artículo de opinión de Bernabé Aldeguer Cerdá (Representante comarcal Vinalopó Mitjà al Consell Nacional EUPV)

Sanción democrática y responsabilidad colectiva

Con la afilada punta de unas estilográficas movidas por la invisible mano del capitalismo más feroz y la especulación inmobiliaria, los alcaldes afines en mayor medida al PP y al PSOE, firmarían lenta y demoledoramente los proyectos urbanísticos que contribuirían con su pestilente aliento a hinchar una burbuja inmobiliaria que ahora estalla embadurnando pegajosamente a los trabajadores vinculados a la extracción y la manufactura de mármol y sectores económicos afines.

La premeditación y plena consciencia con que han actuado los poderes públicos en los distintos municipios de la comarca del Medio Vinalopó supone una clara incompetencia en el ejercicio de las funciones para las que legal, constitucional y democráticamente han sido electos.

Desde distintos medios de comunicación y foros de opinión y debate, fuimos muchos los que advirtiendo de la insostenibilidad del agresivo modelo inmobiliario, presagiábamos algo identificable a la luz de un sentido común ligado a las ideas de sostenibilidad económica y de responsabilidad política en la gestión prospectiva de los recursos puestos a nuestra disposición por el duro, constante y responsable trabajo de nuestros ascendentes.

La embriaguez y euforia del enriquecimiento rápido y agotador de recursos legitimaron las falsas consignas de “pan para hoy y pasteles para mañana”, basadas en la rapidez de recursos que reportaba el desarrollo de la construcción y la promoción inmobiliaria. Y así, un movimiento sinusoidal centrípeto ha colapsado el sistema debido a una especulación urbanística ligada a connivencias entre política local y promoción inmobiliaria y generadora de recursos económicos fáciles dirigidos a la especulación financiera por parte de los promotores y a la gestión corriente de los ayuntamientos por parte de los políticos.

La penetración financiera en la economía real infectaría el sistema productivo detonando el explosivo socioeconómico que con su irresponsabilidad diseñaron las instancias más ultras de la ideología capitalista (léase PP) o de aquellos que con una ligera sonrisa de pusilanimidad (léase PSOE) hicieron seguidismo de aquellos. Así, ajenos a cuanto sucedía por las alturas del Monte Coto y otras cumbres, los ciudadanos y trabajadores se vieron cegados por un viento que, en las crestas de nuestras minas de mármol, limaría los valores de la responsabilidad colectiva y los derechos de los trabajadores, generadores exclusivos del valor del producto y aún así, principales perjudicados de la economía especulativa desarrollada a costa de su trabajo.

Ahora es el momento de poner en valor ante los ciudadanos la capacidad de quienes estuvieron –estuvimos- atentos ante la inercia del modelo especulativo de la construcción y las claras afectaciones de este en las instituciones democráticas (mociones de censura ligadas a subsiguientes impulsos urbanísticos, transfuguismo, imputaciones y sentencias por delitos contra la administración pública relacionadas con promociones inmobiliarias, clientelismo político, etc.).

Del mismo modo, es preciso manifestar una evidencia y sancionarla democráticamente: la ineptitud de aquellos que debiendo gestar el futuro de la comarca lo único que han conseguido es la propia negación de dicho futuro. En suma, liberarnos del yugo de la política corrosiva de los derechos laborales, afiliada a la fugacidad económica y entusiasta de la especulación. De lo contrario, acabaremos por hacer de esta comarca un aterrador espejismo en el que ya ni sus ciudadanos sabrán reconocerse.

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