¡Responsabilidades ya!

Artículo de opinión de Bernabé Aldeguer, Esquerra Unida Novelda

Durante años los gobiernos de nuestra comarca han estado echándose al monte con la intención de alimentar, con dinero rápido, fácil e irresponsable, las arcas de sus Ayuntamientos poniendo en marcha proyectos urbanísticos insostenibles, económica y medioambientalmente. Durante esos años muchos grupos cívicos en defensa del patrimonio cultural, arquitectónico y medioambiental y partidos políticos entre los que, siendo muy escasos, se encuentra en un lugar destacado Izquierda Unida, pusieron –y siguen poniendo- sobre la mesa la necesidad de desterrar de nuestro sistema económico este modelo de desarrollo que, como se ha demostrado, no es desarrollo sino regresión y retroceso. Nos dijeron que Pan para hoy y Pasteles para mañana: ¿Dónde están los pasteles? Dijimos Pan para hoy y Hambre para mañana y, desgraciadamente, así ha sido.

Con estas políticas las autoridades locales han contribuido al modelo de especulación en torno a la vivienda y el suelo, provocando. 1. El encarecimiento de la vivienda convirtiéndola en un bien de lujo, más que en un bien con una función social básica, haciendo de ella un negocio seudo-mafioso en manos de unos pocos, en connivencia con partidos políticos (sobre todo PP y PSOE) e instituciones. 2. Con este encarecimiento, se contribuyó al exorbitante endeudamiento de las familias, que ahora se encuentran en una agobiante situación, obligados a hacer frente a créditos cuya amortización atenta contra la calidad de vida y la subsistencia cuando se encuentran en situación de desempleo y aquello por lo que pagan cien vale diez. 3. Se ha generado una inmensa bolsa de dinero negro debido al pago de entradas por elevadas cuantías, y que han sido pagadas a entidades que han entrado en quiebra o que bajo esta fórmula no han hecho sino deslocalizarse, suspendiendo pagos, paralizando la ejecución de obras y expulsando al desempleo miles de seres humanos. 4. Se han registrado todo un conjunto de prácticas que, sin duda alguna, han contribuido a debilitar nuestra democracia: mociones de censura seguidas de pactos urbanísticos, o imputaciones y procedimientos judiciales culminados en torno a casos de cohecho, malversación o tráfico de influencias. 5. Se ha provocado, una situación de paro, ya que tarde o temprano, aunque las cosas hubiesen ido extremadamente bien, los trabajadores iban a ir al paro porque acabada la casa, se acababa el ciclo económico de la construcción. Máxime cuando los inmensos beneficios empresariales obtenidos no han ido a parar a una diversificación económica e industrial ni a un nuevo modelo productivo que explote yacimientos de empleo de carácter cultural, industrial o medioambiental.

En segundo lugar, cabe reflexionar el elemento intencional que ha guiado la acción de los (nuestros) gobiernos locales y que con su indispensable firma han colaborado para generar este escenario. A este respecto: 1. Si sabían en qué iba a desembocar todo esto, constan de toda la mala fe imaginable, incurriéndose de este modo en una prevaricación ética y democrática sin parangón Si sabían en qué iba a acabar (costes sociales y económicos-colectivos), ¿Cuáles no habrán sido los beneficios que se hayan podido obtener a nivel privado? O, ¿qué les movió, en todo caso, a materializar sus decisiones si no era el beneficio social? 2. Si por el contrario, no sabían en qué iba a acabar todo, es que se trata de toda una casta de ineptos incapacitados, no ya para la política, sino para la propia gestión pública, que consististe en decidir-administrar prospectivamente, es decir, de cara al futuro, teniendo en cuenta los recursos del presente, puestos a disposición por el pasado (la historia y el trabajo de nuestros antepasados y pueblos) y el capital humano y material de que se consta. 3. En ambos casos se merecen la sanción democrática de todos, pues la máxima justicia que cabe es la democrática basada en el interés general y el sentido común que define aquél interés general. Sancionémoslos debidamente y sin reservas y luchemos por recuperar nuestro territorio, obligándoles a pagarlo, a decretar una moratoria urbanística, y cambiar de modelo económico a nivel local. Porque el alto grado de colaboración de nuestras élites locales a nivel comarcal, autonómico y estatal, en el desastre económico en que nos vemos inmersos debido a la propia naturaleza débil del modelo económico de la construcción, nos debe hacer pensar del alto grado de margen que tenemos para, a través de nuestro trabajo, responsabilidad e implicación en la comunidad, cambiar y transformar desde las instituciones locales y la acción de base y desde la calle.

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