Carta a Ximo Puig

Artículo de opinión de Vicente Botella Panea

CARTA ABIERTA DE GRATITUD DE D. VICENTE BOTELLA PANEA A D. XIMO PUIG I FERRER

Mi muy estimado y muy honorable.

Soy V, aún para ti un desconocido vecino de Novelda (Alicante), ingeniero, de 48 años, para más señas.

Utilizo hoy torpemente la inmediatez de este vehículo digital para llegarte y agradecer profundamente, en tu calidad de alguacil y carcelero mayor del reino (perdón, del Regne), todo el  esfuerzo que tanto tú como tus esbirros, estáis desarrollando en pos de conducirnos por el camino recto y justo.

He de confesarte mi desconcierto mayúsculo cuando, al despertar esta fría mañana de Reyes, he descubierto bajo el árbol un paquete inesperado; era tu regalo. Un fúnebre paquete de nuevas medidas represoras que cercenan aún más, si cabe, nuestras libertades y agonizantes derechos civiles.

Si bien mi primera reacción ha sido la de ahogarme en una mezcla acre de rabia y desazón, he comprendido instantáneamente que ésta no era sino una penitencia más que merecida por mi reprobable comportamiento durante este año 2020 y, considerando que no ha de pagar un Pueblo elegido de justos por un mísero pecador, he procedido a someterme a un concienzudo y público examen de conciencia, que, francamente, me ha permitido visualizar con rapidez las faltas cometidas durante estos largos meses de purga terrenal. A la luz del mismo puedo reconocerte, sin miedo al pudor, que he sido algo veleidoso con mis pensamientos subversivos y libertarios y que he sucumbido a algún escarceo nocturno con la Conciencia, posibilitándome reflexionar como individuo y no solo como miembro de éste, tu dócil rebaño. La debilidad de la carne me ha llevado a albergar (secretamente, eso sí) serias dudas contra las verdades de la fe sociopolítica del estado de derecho y del bienestar. Te confieso que, en ciertas ocasiones, víctima de ataques pasajeros de ira, he tomado el nombre del Gobierno en vano, blasfemando, injuriando y alzando mis puños vengativos hacia nuestros supremos líderes. Ciertamente, no he honrado como debiera a mi padre Estado, y ello me pesa enormemente. Además, víctima de mi instinto errático he caído en la tentación de celebrar y santificar torpemente alguna de las fiestas equivocadas, siempre en la intimidad, no creas, aunque prometo no volver a hacerlo, especialmente con las de arraigo popular y tradición religiosa, demostradamente malignas y perniciosas. En mi lista he de añadir algún acto indecoroso e impúdico, aunque accidental, al mezclarme con familiares, allegados y amigos de manera natural y desordenada, compartiendo partículas nocivas de cariño y repartiendo algún que otro abrazo y beso en momentos de debilidad, nada que no pueda ser corregido a partir de ahora. Aún con todo lo anterior, quizás en el aspecto en el que más he reincidido ha sido en levantar falsos testimonios sobre la impecable gestión de los líderes que dirigen nuestro glorioso destino, consintiendo deseos impuros de destrucción del sistema y regeneración social, fantaseando y gozando sensualmente con su mera proyección mental. No he sido un buen ejemplo, lo admito, dado que he escandalizado e inducido al mal.

En fin, la soberbia, que una vez más me ha abocado al tortuoso camino del libre pensamiento y la crítica reflexiva, haciéndome creer con capacidades suficientes para ello y llevándome a olvidar mis condiciones de simple ciudadano, de esclavo y de mortal.

Elevo ante ti mi sentido acto de contrición, el dolor de mis faltas y mi sincero propósito de enmienda. Muestro ante ti mi hondo arrepentimiento y la intención de no volver a fallar nunca más ni desconfiar del camino de luz, esperanza y verdad que dibujáis en nuestros corazones. No permitas que vuelva a sucumbir ante la concupiscencia y la vanidad que otorga mi pretendida independencia, así como ante la ilusión de querer dirigir y gestionar mi propia vida, mi integridad como ser humano y mi salud. Cultiva en mí la humildad y líbrame de cualquier tentación maligna que me induzca a cuestionar o a apartarme del Sistema.

Permítenos, a mí y a mis ciegos hermanos, conocer los designios insondables de tu sabiduría, la hondura y sentido de tus decisiones y alabarte como tus rendidos siervos, comprendiendo que erramos al no admitir vuestra infalibilidad.

Concédenos el entendimiento. Descorre el velo que impide que comprendamos esta batería de duras pruebas, decretazos e imposiciones que a simple vista parecen conformar una campaña destructiva dirigida a neutralizar y exterminar al pueblo pecador. Permítenos atisbar el rumbo de todo esto, el sentido último de atenazar y aplastar con determinación cualquier atisbo de iniciativa empresarial, económica y emprendedora de nuestro entorno. Sé que en estos momentos de confusión no acierto a comprender la oportunidad de empobrecer material y anímicamente nuestra población, de arruinar programada e impunemente a mis amigos y vecinos, o de aislar, esterilizar y lapidar cualquier connato de manifestación cultural popular y de opinión personal en nuestra sociedad ignorante y pueblerina.

Líbranos de las tentaciones de perversión y desorden social, de fomentar grupos de confusión, promiscuidad intelectual y conexiones emocionales nada edificantes.

Úngeme, oh líder, con tu sabiduría y descifra para mí las claves de este plan divino. Ayúdame a creer y a confiar en que existe un fin mayor que todo lo justifica, que vuestro sabio propósito no habría de ser otro que la ingrata tarea de rasurar, castrar y emparejar a las reses, evitando envidias, celos y comparaciones, a continuación doblegarlas, anular su bravura, tumbarlas, hacerlas besar el lodo, descornarlas y curar su humildad, para finalmente, auparlas y bendecirlas con el maná reparador de vuestras limosnas, subsidios y palabras beatíficas de redención, que habrán de bastar para sanar al rebaño y para alimentar sus cuerpos y espíritus.

Nosotros, pequeños seres ignorantes, estúpidos e insignificantes, incapaces de ordenar y aprovechar nuestras existencias, condenados a la equivocación, lastrados por la Culpabilidad Original, secular germen de todo mal social o sanitario. Nosotros, sedientos de recibir vuestra sabiduría, os rogamos que acrecentéis vuestro poder omnisciente y encaucéis la deriva de nuestra fallida sociedad. Intervenidnos aún más, aumentad sin reservas el nivel de control hacia vuestros vasallos. Ayudadnos a reprogramar correctamente nuestra equivocada moral, manipulad y pervertid adecuadamente nuestro idioma para justificar la Verdad y la Doctrina Única. Guiadnos para corregir nuestras intuiciones, nuestros fatuos principios y criterios personales. Revelaos en este plano e indicadnos claramente mediante las leyes sagradas ante qué estímulos debemos responder y cómo los hemos de interpretar, valorar y juzgarlos, deshaced la confusión de nuestros sentidos para clarificar qué aceptar y qué rechazar, a quién entronar y a quién odiar, y cuándo y cómo hacerlo adecuadamente, qué sentir, qué consumir, qué opinar, qué decidir…

Limpia, oh maestro, mis infames ojos y mi espíritu anticonformista y por favor, por favor, conviérteme en un buen ciudadano, un súbdito ejemplar, observante de la ley.

Con mis fervientes deseos de que el regalo del próximo año bajo el árbol sea de gratificación como recompensa por mi connivencia y los servicios prestados y agradeciéndote una vez más tu ardua, incomprendida y nunca bien ponderada labor de revelación de la verdad e impartición de la justicia, me despido con la devoción candorosa de

tu seguro siervo y servidor.

V

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6 COMENTARIOS

  1. Estimado señor Botella, con personas tan sabias como usted es imposible que a este pueblo le vaya mal (a pesar de quien nos gobiernan en la Comunidad Valenciana). Humildemente creo que se ha equivocado al dirigirse y confesarse al molt honorable president, todos esos actos de constricción, arrepentimiento, insumicion, y de no respeto a las normas, las debería expresar al Papa supremo del mundo. Sin ánimo de ofender, creo que demuestra su egoísmo, no se puede estar a las duras y a las maduras, yy utilizar a quienes nos gobiernan, cuando nos interesa, y con perdón usted sabe de que hablo. Un saludo

  2. Fantástica carta, estamos a punto de concluir nuestro proceso de conversión en borregos totales

  3. Muy buena crítica a las medidas de prevención de la pandemia, muy buen tono irónico.

  4. Infumable, sectario e irresponsable. No he podido acabarlo. Se diría que alguien se vino arriba la noche del roscón.

  5. Intento leer el texto del señor Botella, pero me es imposible: menudo rollo. Por lo que he deducido mientras he leído, parece una redacción para el lucimiento propio, o eso quiero creer.
    El caso es que supongo que el autor no debe haber visitado ningún hospital, en la zona covid, ni mucho menos las uci’s.
    No digo que los médicos y enfermeros se lean el artículo del Sr. Botella, porque no van a tener tiempo suficiente, pero si lo pudiesen leer les iba a entrar náuseas.
    Gente como el Sr. Botella es necesaria para que seamos todos «muy libres», pero también para que los hospitales deban elegir entre quién vive y quién muere… en fin.

  6. El problema de esta miserable pandemia es que los irresponsables son unos y quienes pagan los platos rotos,otros. Y los poderes públicos no quieren intervenir para no perder votos, conscientes de que los irresponsables son,en su mayoria, sus votantes. Y conscientes de ello, prefieren sacrificar vidas que no votos. Y así es exactamente como nos esta yendo. La DGT lo tuvo muy claro en su dia. Multas tremebundas y perdida de puntos en el carné. Resultado : menor numero de accidentes. Aquí no se ha hecho absolutamente nada ni contra quien ha montado multitudinarias fiestas ilegales,ni contra quien ha asistido a ellas. Lo dicho : así nos va.

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