Art. de opinión de Manuel González Navarro, portavoz Grupo Municipal Socialista

Europa, una tarea siempre inacabada

Aunque los antecedentes inmediatos de la formación de la Unión Europea se remontan a los años posteriores a la II Guerra Mundial, probablemente en sus orígenes la idea de Europa fuese una idea progresista anclada en la vieja utopía liberal y en la Ilustración decimonónica.

En la actualidad, y ante la proximidad de las elecciones europeas del 25 de mayo, la unidad europea se sigue contemplando para muchos ciudadanos españoles como una tarea inacabada, e imperfecta de difícil consecución. Las instituciones europeas con carácter general resultan aún lejanas y distantes a la ciudadanía, y en especial la denominada Troika comunitaria, compuesta por la Comisión, el Banco Central Europeo y el Fondo monetario Internacional sobre la que sentimos que nos pisotea despiadadamente en aras de la austeridad como dogma con ocasión de la crisis económica que padecemos, y desde la que además se nos exigen demasiados sacrificios sociales que resultan insoportables a los ojos de los ciudadanos sin una esperanza en el horizonte más inmediato.

Lejos queda aquella percepción mezclada de una buena dosis de ilusión que teníamos los españoles sobre nuestra incorporación en 1986 a la UELejos queda aquella percepción mezclada de una buena dosis de ilusión que teníamos los españoles sobre nuestra incorporación en 1986 a la UE , a formar parte de ese club de la democracia occidental que nos permitiría fortalecer nuestras libertades públicas, mejorar nuestra apertura económica al exterior, más ayudas financieras, ajustes productivos y mayor convergencia regional. A pesar del esfuerzo actual de los partidos políticos mayoritarios en proclamar su vocación europeísta aunque manteniendo sensibles diferencias en cuanto al modelo de construcción y desarrollo europeo, los ciudadanos cada vez desconfían más de las instituciones europeas y aumentan los índices de abstención. Ya no les vale que les digan que las decisiones del Parlamento europeo o del Consejo son extremadamente importantes y que les afectan en su vida diaria, bien sea desde la simple caducidad de un yogur o la subida o bajada de la hipoteca de sus viviendas a título de ejemplo. Da igual, cada vez que nos aproximamos a la cita electoral europea soplan vientos de populismo y euroescepticismo más fuertes en el espacio político europeo.

Las últimas estadísticas de CIS así lo confirman, el 62%  de los españoles desconfían de la UE frente a un 30% que aun mantienen alguna esperanza en las instituciones europeas.

¿Por qué se produce este fenómeno?, ¿Quizás porque Europa ha fallado con su respuesta ante la crisis económica?

La percepción de muchos ciudadanos es que las políticas que vienen de Europa, protagonizadas por una mayoría europarlamentaria conservadora-liberal están acabando con el Estado del Bienestar en muchos países. Las políticas europeas no han propiciado el crecimiento económico y la creación de empleo, sino todo lo contrario, más recortes sociales y ajustes para cumplir un único objetivo reducir el déficit y la deuda pública. Políticas de ajuste exacerbado impuestas al dictado de los mercados que han pagado siempre los más débiles y que han generado una importante fractura social y  económica entre los propios países miembros de la Unión Europea.    

Como ejemplo, no cabe más que recordar los rescates de Irlanda y Grecia o como en el verano de 2012 las tensiones de los mercados financieros (la prima de riesgo en constante aumento) llevaron al gobierno del PP a pedir para España el rescate de su banca ante el riesgo de un colapso financiero que hubiera podido extenderse al conjunto del sistema y tener consecuencias imprevisibles para la construcción europea.

Rescates a los bancos y olvido de las personas, menos ayudas estructurales, imposición de más ajustes y desregularización de los mercados nacionales, reformas estructurales que empobrecen a las clases medias y disminución de los derechos de los trabajadores, eso es lo que recibimos de Europa mientras en nuestro país con un 30% de la población en paro crece la desigualdad y el riesgo de exclusión social. Hay motivos más que suficientes para desconfiar de la proyección que a nivel nacional han tenido los dictados económicos de los mercados en los países periféricos como España y su efecto demoledor sobre los servicios públicos. La Europa de los derechos se desvanece lentamente ante el pragmatismo de la Europa de los mercados al que se subordina la política en su conjunto.      

Pero de eso no tiene la culpa la vieja Europa siempre ilusionada por salir adelante y mantener la coherencia del modelo social europeo, sino quienes la gobiernan actualmente con aires germánicos y mano de hierro.

En estas condiciones, ¿alguien puede confiar en las políticas que vienen de Europa?, ¿se han cargado el modelo social europeo?

Solo desde la indignación y la protesta legítima en la calle no podremos conseguir cambiar la orientación de estas políticas que tanto sacrificio humano  están produciendo a nuestro alrededor. Es únicamente el convencimiento ciudadano expresado en las urnas con una participación amplia electoral el único que puede decidir que el próximo 25 de Mayo tengamos una Europa más social y democrática, que sea algo más que un libre mercado de capitales, bienes y personas.

 Por ese motivo desde el PSOE proponemos una Europa que blinde los servicios públicos, que garantice salarios dignos en todos los países, que fomente la reconversión industrial y proteja nuestro sector del mármol, que reforme el Banco Central Europeo, que multiplique los fondos para atacar el paro juvenil y el de los mayores de 45 años ,que mejore los mecanismos de la PAC y las ayudas al desarrollo rural, que ayude a la puesta en marcha del corredor mediterráneo, que apueste por energías alternativas y un desarrollo medioambiental sostenible. Una Europa de los ciudadanos que resuelva de verdad sus problemas, que se ofrezca como una oportunidad real para cumplir con sus principios fundacionales de paz, libertad y progreso. Para ello se trata de devolverle legitimidad a Europa cambiando las políticas actuales que se practican y que le han quitado la solidaridad, la cohesión, la dignidad laboral y la justicia social.  

En nuestra mano y en nuestro voto el próximo día 25 de Mayo está la oportunidad de finalizar esa tarea inacabada que es Europa. 

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