Art. de opinión de Francisco Sánchez (Director de la Universidad CEU de Elche)

El Infractor:

Lo peor de España

Un tal Eddie Campbell dijo en este periódico el pasado martes que «lo peor de España, aunque me encanta, es que nada funciona». Dicho así, es una gran tontería y una memez del cuatro. Porque «lo peor de España» es su clase política. No sus políticos, sino la colla organizada actual que sólo piensa en sus beneficios propios o de partido. Es decir, que la clase política es lo más parecido a una mafia medieval. Es decir, que si Alemania tiene 80 millones de habitantes y 150.000 políticos, y España con 47 millones de personas tiene 445.000 políticos -sin contar con asesores amamantados- es que «lo peor de España» es esta jauría organizada para su menester.

«Que nada funciona» es una mentira muy grande. Porque Zara funciona de lujo. Repsol trabaja mejor que las petroleras americanas. Telefónica es líder, a pesar de que chupen de ella tantos políticos. Mango es una de las grandes. El Corte Inglés sigue siendo mi favorita, y la de millones de personas, y sigue como un reloj. Puedo seguir, además con las empresas pequeñas y medianas, que pese el Gobierno siguen luchando, y trabajando más que nunca, por obtener financiación.

España funciona. Ese es el mensaje. Pero funcionaría mejor si tuviese personas capaces al frente de los gobiernos respectivos. Cuando la economía arrojaba euros por doquier, no nos preocupábamos por quién estaba al frente de nuestra Administración. Cuando la escasez nos ha hecho pobres, los dirigentes han quedado desnudos. Hay más tontos que botijos en puestos que no pueden administrar. Es verdad que todos somos un poco culpables de dejarles montar sus «paraetas» disfrazándolas de democracia de partido. No es verdad. Han utilizado el sistema para subirse a un carro que les da lo que el mercado laboral no les ofrece. Porque muchos de ellos no tendrían sueldo en ningún sitio. Sabedores de eso, se enganchan a la mamandurria como agua de mayo.

«Lo peor de España» es la dimisión de los ciudadanos. Porque ahora, y debió ser antes, tenemos que empezar a desmontar una administración que pone trabas a la creación de una empresa. Tenemos que empezar a agilizar las trabas burocráticas (somos uno de los peores países en agilidad para montar un negocio) para crear empleo. Lo peor ya no está por venir, porque ya está aquí. Y eso es gente incompetente en las administraciones que no entiende la zozobra que están pasando las familias y las empresas para sacar la cabeza. Anclados en un sistema ineficaz, la economía no funcionará hasta que las decisiones no sean de partido político, sino de política en mayúsculas.

En este país, la España nuestra, funcionan muchas más cosas de las que se creen. Pero lo que no funciona tiene su raíz en la génesis política. Porque la política es más necesaria que nunca. Y algunos políticos no es que no den la talla, es que no la tienen. Si hemos sido capaces de poner en el mundo muchas de nuestras empresas, si hemos sido capaces de conseguir éxitos deportivos mundiales en casi todos los deportes, si hemos sido capaces de ser el segundo país del mundo en número de turistas, si hemos sido capaces de pasar de una dictadura a una democracia con ejemplaridad, no podemos tener ni a un solo político «alelao» ahora. Hay mucha gente válida en este país como para dejar esto en tribus familiares.

«Lo peor de España» lo sabemos todos. Pero «lo mejor de España» es precisamente su gente. Y su gente es la que ha hecho funcionar las empresas y el país. Esto no es el «Caribe Mix» aunque algunos acontecimientos de corrupción, asquerosos, nos hayan debilitado tanto como país. Como sabemos lo malo de aquí, trabajemos para que lo bueno duplique a lo malo. Hay más gente buena y capaz en este maravilloso país, pero da la sensación de que los más tontos de la clase se han quedado con la varita de mando. Y el mando está para gestionar y administrar bien. Lo peor es pensar que no se puede cambiar y hacer de otra manera. Porque eso es lo que quieren hacer pensar los que están en el machito. Lo mejor es que los cambiemos. De nosotros depende.

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5 COMENTARIOS

  1. Felicito a Noveldadigital por los articulistas que tiene, Francisco Sánchez, Claudio Rizo, Sergio Mira, Charly, el padre Pellín, felicidades y enchorabuena a todos por la calidad de vuestros artículos.

  2. Tiene usted razón (comentario 3) el Sr. Penalva es otro que leo todas las semanas, perdón por el olvido

  3. Así es. Si los políticos de medio gas (alcaldes/alcaldesas, por ejemplo) cobrasen 1.000 € y pusiesen de su bolsillo el coche y el teléfono móvil, como cualquier otro trabajador, veríamos a ver si les interesaría seguir ahí.
    Los de tres cuartos de gas (presidentes de Comunidad Autónoma) que llegasen a los 1.200 € y lo mismo (sin coche oficial, ni chofer, por ejemplo) y que fuesen a repostar gasolina de su bolsillo y con su coche.
    Y los de casi todo el gas (presidente y ministros del gobierno) que se conformen con 1.500 € y lo mismo que los anteriores.
    Pero todo esto (que es una utopía) no lo veremos. Los de «todo gas» son los políticos, que lo único que se comprueba que hacen, es prometer y nunca cumplir. ¿Para qué necesitamos tanto político, si cuando se ven por la tele, la mitad de los asientos están vacíos? Y esto se ve en el Congreso, en el Senado y en cualquier Ayuntamiento.
    Que vuelvan a su antiguo empleo (si lo conservan, o que se vayan al paro) para saber lo que es apretarse el cinturón, hasta que les falte el aire, el pan y la sal, para que conzocan en persona lo que los demás aguantamos.
    Sobran la mitad de los políticos, vividores y corruptos.

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