Art. de opinión de Manuel Sellés García (jubilado-pensionista)

A TODOS Y ENTRE TODOS

A todos dirijo mi reflexión.
Reflexión que nace por la experiencia de mis años, por las cosas que he leído y a raíz de los acontecimientos que de unos años aquí, estamos viviendo.
Sucesos desgarradores (para quienes los sufren) originados según se dice, por la CRISIS.

Las cosas no suceden porque si. Todo tiene su razón. Hasta los terremotos tienen su por qué.

Situación que tiene su origen en el PROCEDER de todos cuantos vivimos en este mundo al que llamamos planeta TIERRA y que debemos cambiar.
Proceder un tanto imprudente por cuanto que impulsados por el deseo de obtener nuestro bienestar personal (cosa lógica, natural y no censurable), actuamos de modo un tanto individual y repentino (individual porque no consensuamos con nadie y repentino porque no meditamos si puede tener consecuencias negativas la forma de hacerlo), sin apreciar que, quien nos pone sobre la mesa el producto apetecible, tan pronto observa que tiene demanda óptima, sube el precio para enriquecerse más deprisa o quizás para sentirse más seguro.
El afán por el bienestar obtenido sin organizarse entre todos (no solo los trabajadores), con el paso del tiempo comporta (como todos ahora podemos apreciar) un desfase social tal, que: los ricos son más ricos, los pobres son más pobres y los que tienen la suerte de poder trabajar, tienen que hacerlo para su sustento y el de los que no tienen trabajo. Estos últimos a base de mantenerlos el estado con prestaciones sociales pero que no son para toda la vida.
Llegado a la situación en que estamos, es importante analizar qué modo emplear para obtener el bienestar; si el individualista empleado hasta ahora, pagando lo que nos pidan aun a sabiendas de que es excesivo, o por el contrario, hacerlo de una manera estudiada y consensuada, con el fin de frenar el impulso egoísta del que a la vista de la ocasión, nos pide más de lo que vale. A este, hay que dejar de comprarle hasta que se avenga a lo justo.

Sé bien que cuando este tren del consumo se puso en marcha, subimos en él sin imaginar lo que iba ha suceder. Nos pilló de improviso. Caímos en su trampa. Yo igual que los demás.

Descubrir a tiempo pasado las consecuencias no es lo importante, pero si lo es, que una vez se aperciben, que se sufren, lo adecuado es procurar el cambio.
Es importante comparar los motivos que nos han inmerso en la situación en la que estamos, con el gas tóxico que genera la combustión inadecuada de, por ejemplo, la estufa de gas y en una habitación cerrada. Gas venenoso que no lo notamos, que nos adormece dulcemente y que si no salimos a tiempo de la habitación, nos MATA sin remedio. Y… algo de eso nos está sucediendo.
Todos somos responsables. Cada uno, en mayor o menor medida. Dependiendo de nuestra posición social, pero todos aportamos nuestro granito de arena. Yo igual que los demás.

GOBERNANTES
A los que gobernáis un hogar tan grande como esta nación, España, se os otorga el tratamiento de Excelentísimo y Señorías, dada la labor que desempeñáis.
Cierto es que si grande es vuestra labor… vuestro cometido… vuestra responsabilidad, merecéis poseerlo. Pero como tal categoría debéis actuar.
No solo por el hecho de ocupar el cargo se merece título. Para poseerlo hay que ganarlo. Hay que merecerlo.
Y el merecimiento viene dado por llevar a cabo, BIEN, vuestro cometido.
Y se habrá llevado a cabo, BIEN, cuando toda la población pueda tener un trabajo que le permita no mendigar, ni robar para comer, ni vivir a costa de otros.
Se habrá llevado a cabo, BIEN, cuando la población no se vea atacada por tanto maleante.
Se habrá llevado a cabo, BIEN, cuando sin más miramiento que la razón, se ponga entre rejas, al ladrón de calle, así como al que aprovechándose del cargo que ocupa en las tareas de la administración de lo público (sea a nivel local, autonómico o estatal), y no salga de ella hasta devuelto lo extraviado. ¡Pero!; con los intereses oportunos. Igual que al ciudadano que no abona al tiempo establecido, el impuesto que le corresponde.
Se habrá llevado a cabo, BIEN, cuando el pueblo no tenga que llorar porque decisiones torticeras por parte de desaprensivos enriquecidos y sin sentimiento ni escrúpulos, y consentidas por sus Señorías (más adelante lo explicaré) hacen pasar por el aro (disculpen la vulgaridad) a buena parte del pueblo. De ese pueblo que con su esfuerzo en el trabajo genera la riqueza, de la que todos, absolutamente todos en armonía, podríamos disfrutar.

No es menos cierto que parte de este pueblo, que ahora llora y se encuentra con un problema grave, ha sido por comprometerse a lo que dudosamente podría hacer frente. Por ello, merece el tirón de orejas. No lo voy a negar.
Pero en ese papel, han jugado dos partes.
De una, la que confiada en su trabajo y lejos de sospechar lo que se avecinaba, decidió ajustarse el cinturón durante un tiempo (como hemos hecho muchos), y así, obtener lo que todo ser añora; tener un techo propio donde vivir con su familia. Donde criar a sus hijos. Donde no depender de nadie.
De otra parte el todopoderoso sin escrúpulos que hasta sobrevaloró el producto, seguramente con tal de acrecentar los números, los cuales, a final de año, serían los que le asignarían la remuneración por su trabajo. Es decir, cuanto más volumen de negocio, más sueldo.
Y lo que es más grave, a sabiendas de que muchos de los préstamos no se podrían devolver dada la nómina que tenían los solicitantes.
El irresponsable prestatario está pagando su imprudencia, pero al todo poderoso sin escrúpulos, nadie le ha tirado de la oreja; y eso no está bien, porque parte de la culpa (quizás más de la mitad) la han tenido ellos por su avaricia.
Y no negarán sus Señorías que los prestadores tenían y tienen claro que a pesar de sus desmanes, la ley la tienen a su favor, y que en el peor de los casos les quedaba la seguridad de quedarse con el dinero recibido, con la prenda y con el reconocimiento de la deuda. ¡¡Incluso!! hasta con dos prendas; la del prestatario y la de los padres fiadores.
Hasta jueces han levantado la voz para delatar la injusticia.
Es más, al todo poderoso sin escrúpulos se le exime de cargar con su mochuelo y se le arrima al pueblo (si no he entendido mal), creando para ello el banco malo.
Si lo del banco malo no es así, pido perdón por mi equivocación. No es intencionada.
Y otra cosa que no está bien o justa, es que esa decisión que se ha tomado de al menos paralizar los desahucios de momento y estudiar antes de emprender acción alguna, no se pueda aplicar con carácter retroactivo. Presumo que algunos de los que se han desahuciado, cumplirán los requisitos para paralizárselos.
Sus Señorías, con su proceder (creo que de manera inconsciente y sin maldad) hacen válida, si no toda, al menos el final de la Parábola de los talentos que Jesucristo utilizó para enseñar a la gente, de lo que es capaz de hacer el individuo que tiene poder, sea político, rico o empresario, cuando dice:
“… porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tenga se le quitará”
(Mateo 25, versículos 14 al 30)

De lo anterior, no son sus Señorías los culpables, pero sí responsables. Tampoco digo que sean sus Señorías actuales, sino todos desde que se instauró la democracia.
Si repasamos los acontecimientos, veremos que ya desde entonces, los discursos no coincidieron con realidad.
Un poco atrás en este escrito dije “más adelante lo explicaré”. Pues bien, aquí está la explicación.
Digo que sus Señorías son los responsables, porque son sus Señorías los que legislan y gobiernan. Por supuesto con la autorización del pueblo, a través del voto, para hacerlo legal, pero con la incertidumbre de si el mensaje que nos tramiten es su verdadera intención; porque una cosa es lo que del mensaje se interpreta y otra la realidad.

Verán como lo entenderán enseguida.
El pueblo de a pié, no establece las normas. No dicta las leyes. No establece cuando y cuanto hay que pagar de impuestos.
El pueblo llano no es quien decide porque calle se circula con vehículo y cual es peatonal.
El pueblo llano no es quien decide en que sentido tienen que circular los vehículos por determinadas calles.
No es quien decide si ha de haber sanidad gratuita o de pago.
No es quien decide sobre la enseñanza.
No es quien decide quien tiene que pagar para que la justicia le defienda del malo.
No es quien decide si la administración paga o no, los trabajos llevados a cabo por empresas privadas, para el pueblo.
No es quien decide si se deben construir infraestructuras públicas que no tienen siquiera la posibilidad de ser rentables para el pueblo, y se tienen que costear con dinero prestado a devolver con intereses, y como consecuencia menos bienestar y más impuestos para todos.
No es quien decide quien debe ser considerado infractor y la pena o castigo que se le impone por cometer el daño.
El pueblo llano, Señorías, en definitiva, no es quien decide muchas cosas.
Para todo eso, que es labor de MUCHA responsabilidad, el pueblo llano solo tiene la atribución de confirmar a unos cuantos (que se les supone expertos) de entre los candidatos que VOLUNTARIAMENTE se presentan para el cargo, y propuesta del partido.
Precisamente por eso, sus Señorías los gobernantes, porque se les supone categoría profesional bastante y adecuada; porque tienen carta blanca, están obligados a evitar que tanto mal suceda en el pueblo que ha depositado la confianza en Uds.
Se bien por experiencia que no se puede gobernar a gusto de todos, pero precisamente por ello, la máxima DIGNIDAD la adquiere el que consigue que todas las partes convivan en la más perfecta armonía posible.
No vale ostentar el título y retribuirse paga y privilegio, llevando como sea a la nación, y una vez terminado el mandato, ahí queda el muerto. Pizca más o menos como el que tenemos ahora.
Dirigirla mal lo hace cualquiera. Para eso, para llevarla mal, no es menester ser grande, digno y noble.

GOBERNANTES, EMPRESARIOS, TRABAJADORES, PUEBLO EN GENERAL
Todos los que formamos la nación debemos ser responsables.
Todos tenemos derechos, ¡¡pero también deberes!!.
Cada uno de nosotros tenemos lo que se llama capacidad: capacidad física, capacidad intelectual, capacidad moral… Cada una de ellas en mayor o menor grado.
Las dos últimas diferencian al hombre de los leones, de las hienas, de las serpientes y del resto de animales salvajes. Y el hombre, como tal ser inteligente se debe comportar.
Entre todos tenemos que hacer navegar este gran barco que es la nación.
Para que el barco pueda navegar y evitar que las tormentas lo hundan, es preciso que cada uno de nosotros (la tripulación) aporte lo mejor que por su capacidad pueda, llevando a cabo, BIEN, su cometido. Cada uno en su puesto. Como he dicho antes, con arreglo a su capacidad.
El capitán (que sabe mucho del tema), dirigiendo las tareas para evitar introducirse en la tormenta y llegar bien a puerto, y el resto a trabajar cada uno en lo suyo.
Valga como ejemplo lo siguiente:
Estaremos de acuerdo en que una persona que sufre retraso mental no está capacitada para capitanear el barco ¿verdad?, pero con algo de AYUDA por parte de TODOS, podrá formar parte del grupo que tira de la cuerda para largar las velas o para levar anclas.
Es evidente que cada cual debe percibir su remuneración en función de su RESPONSABILIDAD bien ejercida.
No se asusten por lo de bien ejercida. Todos nos podemos equivocar alguna vez en la vida (somos humanos) y ello no debe ser motivo de cárcel. También existe la disculpa. El perdón; pero una cosa es equivocarse, y otra muy distinta REITERAR el hacer las cosas equivocadamente mal, por interés.
Quien no hace nada, en nada se equivoca. Solo los más decididos que hacen y arriesgan, triunfan o fracasan. Gracias a ellos, el progreso.

El trabajo es la base del sustento de la humanidad. A través de él obtenemos todo cuanto necesitamos.

El trabajo lo tiene que llevar a cabo el ser humano. El hombre.
Derecho al trabajo, todos tenemos, pero… ¿quien tiene el deber o la obligación de procurarlo? ¿Alguien sabe nombre y apellidos de quien tiene la obligación?
El trabajo no cae del cielo. ¡Por estos días!, ni siquiera el Maná de Moisés.
Al emprendedor que lo procura habrá que apoyarle, no en vano y tal como es el tinglado arriesga su patrimonio. Arriesga hasta el techo donde dar cobijo a sus hijos. Y lo más IMPORTANTE; da la oportunidad de que otro pueda ganarse el pan DIGNAMENTE sin perder su patrimonio; ¡incluso los gobernantes!
Los dos se necesitan mutuamente. El uno sin el otro no pueden funcionar.
Es cierto que el empresario tiene más campo donde elegir porque tiene mucha masa obrera disponible y hasta con hambre, pero ello no debe ser motivo para estrujar al trabajador.

Tanto el empresario como el trabajador, si no alcanzan un acuerdo como Dios manda, a la larga salen perdiendo.
¿Por qué? se preguntarán algunos.
Porque si el trabajador no gana lo suficiente para comprar lo que entre él y el empresario pueden producir, este no lo podrá vender y por lo tanto el uno y el otro van a la ruina.
¿Alguien se ha imaginado todas las fábricas y los campos llenas de producto sin poder venderse porque los trabajadores no ganan dinero suficiente para comprarlo?
Estos forman la mayor parte de la gran masa consumidora que comprará productos. ¡Habrá que darles margen para poder comprar!, o ¿acaso no hace falta? ¿Pueden hacer milagros?
Antes de levantar el ánimo exigiendo el derecho y/o antes de estrujar al trabajador, los dos deben ponerse con SINCERIDAD y buena VOLUNTAD, en el lugar del otro y dialogar. Solo así se puede alcanzar un acuerdo A fectivo y E fectivo.
Al igual que al empresario hay que apoyarle, este también debe esforzarse y reconocer que su trabajador es el que lleva a cabo el esfuerzo cansino y corre riesgos de hasta perder algún miembro de su cuerpo e incluso la vida. Yo he conocido de ambos casos, y créanme, es muy lamentable.
Hay empresarios con mucha ambición (o avaricia) que por ganar más dinero, no dudan en trasladarse a otros piases donde la mano de obra es más barata. Incluso donde no se respetan a las personas. Donde se tratan a estas como animales domésticos. Pues bien, es INDIGNO, pero libertad tienen, no hay por qué impedírselo; ahora bien, tendrán que vender el producto allá donde lo producen, ya que el pueblo de aquel país de donde se llevó la empresa, se quedó sin trabajo y por lo tanto, no tiene dinero para comprárselo.
La huelga, para el patrono malvado; ¡pero solo para el malvado!. El empresario prudente no tiene por qué soportar tal castigo.
Al trabajador holgazán que abusa de triquiñuelas para no esforzarse lo más mínimo y al que utiliza la baja laboral injustificada, prorrogándola al máximo hasta el punto de solicitar el alta voluntaria, unos días antes de que finalice el plazo máximo de baja, no sea que le den por medio inútil y le paguen poco… A LA CALLE. ¡Con los mismos miramientos que tuvo él con su empresario y compañeros!
Vivir a costa de los demás por ser holgazán es injusto e indigno. Además, su actitud va en contra de los demás trabajadores, ya que enervará al empresario y posiblemente paguen justos por pecadores.
El trabajo hay que defenderlo entre todos. Y, sobre todo debemos procurar que el que podamos generar en el país, sea suficiente para alcanzar el bienestar, porque tampoco es solución la exportación.
Verán porque.
Si el país, cualquiera que sea, para obtener bienestar social necesita vender sus productos en su casa y en el extranjero; la sociedad está perdida. Y lo está por una razón muy sencilla: porque todos los países necesitarán vender en el extranjero y no comprar en el extranjero.
Es posible que semejante acción pueda ser la salvación para unos pocos, pero a lo largo del tiempo, los que vienen detrás lo tendrán muy, pero que muy crudo; tanto los empresarios, como los políticos, como los trabajadores.
El hombre debe esforzarse en su formación y la de sus hijos. Debe esforzarse en ser prudente en sus acciones. Ser respetuoso en su proceder con los demás y con lo de todos.
No vale para mucho el que gusta romper las papeleras, el jardín público, el que mamarrachea las paredes de los edificios y los trenes, por diversión. El que tira las basuras y escombros donde no se debe. El que no tiene en cuenta que… “visto el corral, visto el pastor”.
El hombre debe esforzarse por su auto estima

Sres. GOBERNANTES.
Como verán, todas las partes deben hacer, BIEN, su trabajo. Incluido sus Señorías.
¿Deben ganar más porque su trabajo es de mayor responsabilidad? ¡Totalmente de acuerdo! faltaría más, pero un solo sueldo. Y… la paga vitalicia, a los sesenta y siete y en función de lo cotizado, claro está; como todos. Dando ejemplo. Así, evitarán que el pueblo de a pié, se sienta agraviado. Porque la crisis, Señorías, no la genera solo el pueblo llano, y aunque tengamos que hacer frente a esta entre todos, a este es al que más le afecta.
Verán por qué.
Jesucristo tenía la excelente táctica de enseñar al pueblo, entre otras maneras exponiendo formas de actuar de las gentes y su repercusión en la sociedad.
La lectura del Óbolo de la viuda diferencia claramente el esfuerzo de cada cual.
Dice así:
“Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo:
«Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba, esta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”
(Mateo 12, versículos 41 al 44)

¿Se dan cuenta? Siempre es el que menos tiene, el más perjudicado; el que más esfuerzo tiene que hacer dadas sus posibilidades.
Se bien que el problema que tenemos ahora no se va ha resolver porque algunos de sus Señorías no se asignen varios sueldos o ingresos que provengan del estado, o porque no empiecen a cobrar las pagas vitalicias antes de la edad de jubilación, como todos, pero el ejemplo suaviza tensiones.
Si gobiernan bien, seguro que se les seguirá votando hasta su jubilación.

GOBERNANTES, EMPRESARIOS, TRABAJADORES, PUEBLO EN GENERAL
Que cada cual tome esta reflexión como crea pero que nadie se equivoque, solo hay una forma de vivir en paz, y esa forma es, no considerarse unos más que otros, porque de lo contrario, poco se diferenciará el hombre, de los leones, de las hienas, de las serpientes y del resto de animales salvajes.
Y lo que es peor, que siendo inteligentes y pudiendo vivir mejor, nos comportemos como ellos.

Salomón, Rey de Israel, con toda su SABIDURÍA y grandeza dijo:
“Yo también soy un hombre mortal como todos,
un descendiente del primero que fue formado de la tierra.
En el seno de una madre fui hecho carne;
durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de hombre y del placer que acompaña al sueño.
Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común,
caí en la tierra que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré.
Me crié entre pañales y cuidados.
Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia;
una es la entrada en la vida para todos y una misma la salida.
(Sabiduría 7, versículos 1 al 6)

Sobre el gobierno también se escribió:

“El juez sabio adoctrina a su pueblo,
la autoridad del sensato está bien regulada.
Según el juez del pueblo, así serán sus ministros,
como el jefe de la ciudad, todos sus habitantes.
El rey sin instrucción arruinará a su pueblo,
la ciudad se edifica sobre la prudencia de los dirigentes.
(Sabiduría 10, versículos 1 al 3)

En fin,
Ojala habitara la sabiduría de aquel Salomón, en esta sociedad avanzada y más capacitada para entender.
Y ese Jesucristo que tal vez los encargados de continuar con su doctrina, y situarlo en la tierra… entre los hombres, lo anclaron en un lugar muy lejano y a la vez tan próximo pero desconocido de estos, que con el paso del tiempo y la colaboración del DIABLILLO que cada uno de nosotros llevamos dentro, acabo diluyéndose hasta ser imperceptible, ¡de tal modo!, que si esto sigue así, cada vez más, la vida será exasperante.

Sabio es aquello de:
“Lo que no quieras para ti, no lo quieras para el otro. Haz con los demás lo que quieras que hagan contigo.”
Si estas palabras se recordaran al transitar por la calle, en el mercado, en el campo de fútbol, en la fábrica o en el campo y en cualquier lugar donde haya más de dos, seguro que otra cosa sería esta sociedad.
Solo es cuestión de intentarlo. Por intentarlo no se pierde nada, pero se puede ganar mucho.

Que Dios de la sabiduría y del buen hacer nos bendiga a todos.

Gracias por escucharme.

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5 COMENTARIOS

  1. Excelente y cierta reflexion la suya Manuel,por un instante me ha llevado a sentirme bien,seguro que le volveré a leer.un saludo .

  2. Largo y sabio escrito. Voy a comentar sólo en lo referente a que no hay que exportar, o no comprar de otros países.
    A mí me enseñaron que casi ningún país es, hoy, autosuficiente. Unos producen petróleo, pero su suelo es árido. Otros producen materias primas, pero tienen poca industria. Otros (el nuestro, España, en concreto) han decidido que el sector primario (minería, pesca, agricultura y ganadería) está «pasado de moda» y da pocos beneficios económicos, por lo que tradicionalmente, hemos intentado pasarnos preferentemente al sector secundario (industria) y también somos una potencia en el sector terciario (servicios, o sea, turismo, principalmente).
    Por tanto, todos los países del mundo necesitan intercambiar sus productos, como se hacía desde hace milenios con el trueque.
    Lo que ha llevado a España y a todo Occidente a la ruina es la industria de los países emergentes (léase China y adyacentes, o similares). Son productos, generalmente, de ínfima calidad pero de precio incomparable con los nuestros. Si todos los gobernantes occidentales se pusieran de acuerdo en prohibir la entrada de esos productos (ellos se los fabrican, pues que ellos se los consuman) y nosotros, los occidentales, o del mal lamado «Primer Mundo» nos fabricásemos nuestros productos, a nuestros precios e intercambiándolos, otro gallo nos cantaría.
    El escrito me ha gustado mucho en su totalidad. Pero, la solución está entre nosotros, los consumidores. Recuerdo que el Mahatma Gandhi logró convencer a 300 millones de personas para que no consumiesen nada (ni una aguja) de sus dueños, los británicos y… le dio resultado. No pretendo haber inventado la fórmula mágica, copiando lo que hizo Gandhi, pero o nos concienciamos que los productos chinos son la semilla de nuestra situación actual (también tienen su gran culpa, banqueros y políticos) o… acabaremos comiendo arroz con dos palillos y plantando zanahorias con esos sombreros en forma de embudo. Si yo quizá no vea esto último, pues ya estoy jubilado, sí que lo verán los que vienen a continuación; o sea, nuestros hijos, los que están desempleados y tienen que buscarse la vida de cualquier manera (a veces, trabajando «en negro», o incluso delinquiendo, o emigrando). Y no digamos lo que será de nuestros nietos. Porque, los políticos atuales repiten yr epiten que «muy pronto esto se arreglará», pero como decía el humorista: «Hoy, no… mañana» Y ese mañana, será entonces, pasado mañana.

  3. Denso y completo alegato cargadísimo de sentido común y con noble propósito. Se pueden hacer todas la reflexiones del mundo y desde todos los aspectos y puntos de vista, pero al final es todo mucho más sencillo. Me quedo con las sabias palabras que sirven de receta aplicable a cualquier aspecto y faceta de la vida: Si cada uno nos aplicamos con los demás como desearíamos que lo hiciesen con nosotros, otro gallo nos cantaría (y seguramente más contento). Gracias y saludos Manuel.

  4. Bien explicado y argumentado, y todo lo que deseamos que sea la sociedad se encierra en esas últimas palabras que dices,( Lo que no quieras para ti, no lo quieras para el otro. Haz con los demás lo que quieras que hagan contigo.), pero en el inicio de los tiempos, alguien inventó el miedo, por el cual se podía dominar al contrario para quedarse con aquellos bienes que este podía poseer, y a partir de ahí todo lo que nos ha venido, unos lo quieren todo y otros no tienen casi nada, y si tienen algo se lo deben al que lo tiene todo, y estos , como nunca han tenido medida de lo que debe ser suficiente, así nos va en la actualidad.

    Todos debemos cambiar, pero unos muchísimo más que otros, porque los que lo tienen todo, para ellos están todas las puertas abiertas, y todas las posibilidades a su disposición, mientras que los que nos tienen casi nada, las puertas cada vez son más angostas y más difíciles, y la austeridad que se pregona y se dispone, cae siempre encima de los más débiles.

    Manuel, un abrazo.

  5. Vicente.
    Tal como están las cosas hoy día en que no se tiene en cuenta la solidaridad entre ciudadanos de un mismo país, más difícil será encontrar acuerdos entre países con el fin de equilibrar la balanza comercial. Ya ves, formamos una comunidad europea y mira como nos van las cosas. El interés de los países miembros se deja de lado a cambio de adquirir producto mas barato de países en los que a las personas se las trata como animales domésticos.
    Ya se sabe que no tenemos petróleo. Se dice que habrá que re-inventarse así que, a fabricar molinetes y coches eléctricos. En cuanto al plástico que deriva del petróleo, hace unos años ya se estaba obteniendo algo derivado del arroz. Lo malo de todo esto es que se va hacia lo fácil; hacia lo que más renta a los que tienen un cajón muy grande para guardar la riqueza, es decir, el dinero; material que no se pudre por años que pasen sin ver la luz y el aire.
    Si la riqueza fueran tomates otra cosa sería.

    Un saludo a todos y gracias

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