Art. de opinión de José Penalva Navarro

NECESITAMOS ORDENARNOS MEJOR

Para cumplir con las enseñanzas de Jesús
debemos de ser muy juiciosos,
y tener más armonía
con nuestros hermanos,
porque todos somos portadores
de dones menesterosos.

Adaptándonos a esta ley
que es la que instruye al alma,
los seres humano razonaríamos
a la hora de presentar batalla
a los aconteceres mundanos.

Todo denigrante lo tenemos,
porque no somos capaces de ordenarnos,
y así nunca avanzaremos,
ni tendremos claridad para construir
algo que nos sea beneficioso a todos.

Mas, nosotros,
tenemos para construir
un umbral maravilloso,
si compaginásemos más las cosas
con la ley del Padre amoroso.

La hidalguía en nosotros está
en saber ordenar las cosas,
porque así nuestra conciencia estará
virtuosa y bella como las rosas.

Que lástima,
que no practiquemos esta ley gloriosa,
porque todo estaría en orden
y la convivencia sería maravillosa.

Ordenación debemos tener
y quiero que meditemos estas cosas,
porque es un mandamiento vivo
y para el alma es una necesidad,
el saber valorar y honrar
esta ordenación portentosa.

¡Cuan sagrada es la vida que tenemos
y no sabemos con amor honrarla!
más bien la destruimos sin piedad
por no saber valorarla.

Con esa sinrazón destruimos
la obra de Dios gloriosa,
porque denigramos la ley
que él nos puso en la memoria.

La tierra sembrada está
de sangre y muerte inocente,
y nos vengamos con holgura
de aquello que no nos cuadra
en nuestro ambiente presente,
¿pues no nos damos cuenta
que todo quede latente,
y que todo queda grabado
en la ley de Dios permanente?.

Pues ahí está nuestro error
y no queremos verlo presente,
y eso es cobardía que sentimos
y no queremos promulgar azares
que no nos satisfacen,
por no esclarecer la vida
ni su origen, después de la muerte.

Ahí tenemos nuestro problema
porque aún somos cobardes
y no tenemos arranque
para ver que la vida sigue
aún después de la muerte.

Debemos ordenar nuestra mente,
para seguir los caminos de luz
donde Jesús está presente,
él ha sido, es y será nuestro guía,
porque el mañana también debe estar
en nuestra alma y en nuestra mente.

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3 COMENTARIOS

  1. Pepe.

    Dices:
    Para cumplir con las enseñanzas de Jesús
    debemos de ser muy juiciosos,
    y tener más armonía
    con nuestros hermanos…

    Las enseñanzas de Jesús se nos enseñaron, a mi modo de ver, de una manera quizás inadecuada.
    Se nos presentó a Dios y a Jesús como algo aparte. Como algo muy lejano. Tan lejos de la SOCIEDAD, que tan pronto el niño (nosotros) entra en la fase de la adolescencia y comienza a razonar por su cuenta, no los encuentra entre los hombres; cuando en realidad, los dos están entre ellos. Es cuestión de buscarlos; claro que para buscarlos, es cuestión de querer, del mismo modo, que como se empeña el hombre en adquirir aquello que desea. ¡AQUELLO QUE LE ATRAE!

    Jesús más que de Dios, habla del Padre, y además lo sitúa en el cielo, por lo tanto inalcanzable para quien no CREE que Jesuses los hay a raudales en la tierra y que en el cielo (universo) pueda haber otro lugar (mansiones como dice Jesús) para otra ocasión y para quien habiendo evolucionado adecuadamente tenga fe.
    Y… precisamente por esto último (la falta de creencia) es por lo que creo que Jesús dijo:
    “Ninguno puede venir a mi si mi padre NO LE ATRAE”

    Con el resto también de acuerdo.

    Un abrazo

  2. Manuel, creo que el Jesús que tenemos que tener como nuestro, que para eso vino a este mundo, es aquel que quiso darnos a conocer que él era la encarnación de Dios, y que hecho hombre lo llamaba Padre, se preocupó de las penurias que en aquella época de analfabetismo absoluto, y de presión política de los invasores de la Palestina de aquel momento y que él vino también, no para cambiar la ley sino para hacerla cumplir.

    Al margen de lo que haya sido la doctrina oficial de la iglesia, el Jesús que necesitamos volver a encontrar es el Jesús que estuvo al lado de los enfermos, los que sufrían sin esperanza, las gentes que desfallecían de hambre, los que caminaban por la vida sin amor, hogar ni amistad, los que estaban condenados de por vida en la cárcel, las mujeres maltratadas y marginadas por la sociedad, los niños hambrientos, los marginados por las religiones, y en definitiva salir al encuentro del Jesús aquel, y que hoy su amor hacia los más débiles está más vigente que nunca, pues de poco sirve defender doctrinas sublimes sobre él, si no caminamos tras sus pasos, porque esos pasos nos llevarán, a los que creemos en el más allá, a su lado.

    Un abrazo Manuel.

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