Art. de opinión de Luis Fernando Berenguer Sánchez.

ENTRENADORES, PADRES Y FÚTBOL BASE

Me gustaría escribir sobre fútbol, sobre tácticas y estrategias deportivas, pero eso no es lo que me mueve a escribir estas reflexiones. Por eso no voy contarles ahora nada de fútbol profesional, que me interesa relativamente poco, ni de fútbol amateur, ni siquiera de fútbol aficionado. Mi intención es expresar en voz alta algunas consideraciones acerca del fútbol base. Pero no de los niños y jóvenes que practican el fútbol con mayor o menor interés, o con mejores o peores condiciones físicas y técnicas.

Si me lo permiten, les voy a hablar de dos colectivos, tan directamente relacionados con los niños y jóvenes, que dependen de ellos para poder practicar el fútbol. A la sazón, entrenadores y padres.

Por razones totalmente voluntarias, presencio cada fin de semana dos o más partidos de fútbol de cantera. Asisto en contadas ocasiones, afortunadamente, entre sorprendido y avergonzado al espectáculo dantesco con que nos ilustra una minoritaria parte del colectivo de entrenadores. La actitud más desalentadora para mí, es la incitación a los chavales a la falta de respeto hacia el rival y hacia el árbitro, e incluso hacia el balón (“¡Pégale una hostia y rómpelo!”); siendo el propio entrenador el que desde el principio del partido protagoniza todo tipo de actitudes absolutamente reprobables, actitudes que lógicamente acaban con él en la grada, expulsado. Desgraciadamente esos pocos se hacen notar mucho, ensuciando de manera irreparable por el tiempo en que permanezcan en el equipo, la imagen del club para el que trabajan.

Cierto es, y los felicito por ello, que la inmensa mayoría se comporta correctamente, y además, transmite a sus jugadores conocimientos técnicos y tácticos, amén de valores positivos como la humildad y el respeto, no exento todo ello de una exigente competitividad.

Mención especial me merecen aquellos padres, excesivamente exasperados, que insultan, vociferan y menosprecian a todo lo que se mueve dentro de un campo de fútbol. A excepción, claro está, de los jugadores que llevan la camiseta del mismo color que la que lleva su hijo, porque eso sí que lo entienden, que juegan los de un color contra los de otro. De ese modo, se erigen en transmisores de la elevación de la condición humana al altar más prominente de la indecencia moral. Con su comportamiento, no sólo se ensucian ellos, sino que contribuyen también a desprestigiar la imagen social del club, siendo un ejemplo imperfecto para sus propios hijos. Afortunadamente también, son una minoría.

La inmensa mayoría son padres respetuosos que actúan como tales y educan a sus hijos dentro de normas cívicas y valores honestos, respetuosos y humildes, limitándose su actuación durante el partido a dar ánimo y confianza a sus hijos y en algunos casos pasar desapercibidos.

La paradoja es que la parte minoritaria, es tomada siempre por jugadores rivales, padres de jugadores rivales y público en general, como el todo.

Por un deporte sano y por unos futuros adultos educados, hagamos reflexionar a aquellos entrenadores y padres que no contribuyen más que a maleducar a los niños. La imagen del club, da casi igual, las personas se irán y la entidad quedará.

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7 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena , coincido contigo plenamente , es mas , te comento como padre de un deportista , en momento de la competicion nos invitan a una charla acerca de esto mismo , habriamos en torna a cuarenta padres de la comarca , ya empezamos mal dijo el expositor y a continuacion nos pregunto que , que queriamos de nuestros hijos ? , mucho tipo de respuestas , el nos dijo , si quereis campeones del mundo es muy sencillo , nos quedamos todos de piedra , y continuo , si quereis campeones del mundo teneis que enviar a los niños a China , por que alli los fabrican dede pequeños sin importar nada , solo los resultados , si quereis personas sanas , bien educadas , con buenos habitos de alimentacion , debeis empezar en casa y dejar los resultados para mas adelante , que de esto no come nadie y repito NADIE , por que cuantos niños hay jugando al futbol , tenis , ó esgrima y solo hay un campeon del mundo cada año y un campeon olimpico cada cuatro , asi que educar bien a los niños que es su FUTURO el que nos estamos jugando

  2. Artículos como éste, invitan a padres y educadores a inculcar a nuestros hijos educación, valores, tolerancia y respeto hacia los demás. ¡Enhorabuena!

  3. Simplemente darle la enhorabuena, me ha parecido un artículo estupendo.

  4. Efectivamente, lo relatado me recuerda practicamente lo mismo, cuando yo fui monitor de ciclismo. Llevaba un grupo de niños y una niña a las carreras y había padres o familiares de equipos rivales (unos pocos, solamente) que querían como fuese, que el suyo venciera siempre y eran casi capaces de invadir el circuito para empujar al suyo y estorbar al resto, poniendo a todos en peligro y en estas carreras infantiles, no hay atoridad alguna que les haga salirse, pues el árbittro tiene bastante con tomar datos en la meta.
    Creo que en el caso del fútbol. el terma se ha descompuesto debido a las historias que oimos de niños prodigio del balompié, que han llegado a famosos millonarios del fútbol atual y esos padres o entrenadores quieren conseguir (o mejor dicho, fabricar) con esos niños a los que dirigen, lo que ellos no consiguieron personalmente.
    Pero cualquier padre que vaya a ver actuar a su hijo en cualquier deporte, ha de admitir que sólo unos pocos privilegiados han nacido con arte. El resto, serán del montón y con el tiempo, o dejan el deporte o lo practican en plan «dominguero». Y es que siempre se ha dicho que el campeón, nace; no se hace. En el caso del ciclismo se dice que de un percherón no se puede sacar un pura sangre.

  5. Molt bé, Luis Fernando. Alt i clar. Pero no té solució. El futbol produix un nivell d’errors i injustícies molt més gran que qualsevol altre esport. Així, quan perts sempre pots trobar una excusa per a justificar-te, principalment l’arbitre. És, per tant, el deport perfecte per a perdedors i frustrats. I no dic que tots els aficionats ho siguen (jo mateix estic abonat al Novelda) però molts es comporten com si ho foren. I açó, que és graciós en adults, es torna dramatic quan hi ha xiquets per mitj. I és una llástima, perque un esport que podría ensenyar als xiquets a enfrontar els errors i les injustícies i a alçar-se cada vegada que els pateixen, com hi ha que fer a la mateixa vida, acaba ensenyant-lis que quan ho fan malament sempres es culpa d’un altre i que ells no tenen responsabilitat ni res que millorar. Tràgic. A mi, personalment, em fascina lo que alguns jugadors son capassos de fer amb els peus (passes, regates, xuts…), però per a educar xiquets, ni vórelo. Mon fill, de cinc anys, no para de dir-me que vol jugar al futbol, però el tinc al basquet i sempre tracte de llevar-li la idea del cap. L’últim que necessita son excuses per a explicar les coses quan no eixen com a ell li agradaria.

  6. Enhorabuena por este articulo, ya que deberian tomar buena nota de el todas las personas que cada fin de semana acude a los partidos de esos chavales. Que lejos de animar, educar y formar se dedican a competir bajo el lema de GANAR, GANAR Y GANAR por encima de todo, olvidandose de todos esos valores a los que tu haces referencia, por encima de clasificaciones, clubes, victorias…… estan LAS PERSONAS.

  7. Ya era hora de que alguien dijera lo que pensamos la mayoria de los padres, que cada fin de semana tenemos que ver todo eso y que muchas veces nos avergonzamos de lo que hay que ver y oir.
    Espero que esto valga para algo, y que no tengamos que soportar los insultos de nadie. Y sobre todo por nuestros hijos que es lo principal que se eduquen en el respeto y la educacion hacia todas las personas , no solo en el campo.

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