Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

REFLEXIONES DESVINCULADAS

He soñado esta noche una situación en la que el pensamiento le decía a la palabra “No te me adelantes. Yo te uso. Y te busco. Y te encuentro. Tú debes estar disponible y a mi servicio”.

Hay quien cree que pensamos con o en palabras. Yo lo dudo. Creo que la idea obedece a otros códigos mientras fragua. Que aún no se manifiesta en ninguna lengua. Que el pensamiento abstracto no es idiomático. Que el inconsciente imagina, que es tratar con imágenes.

La palabra, encogida, se inhibía y esperaba. Pero consideraba que no estaba absolutamente excluida de aquel proceso. Se decía, para sí misma: “Puede que en la pura ideación germinal yo no figure, pero en la manera como esta cuaja en razonamiento, creo que sí que intervengo, en cierto modo. Por eso el pensamiento me ha hecho ese ruego, un tanto destemplado y soberbio.”…

Y en esas estábamos, cuando terció el sentimiento, ese otro origen de sensaciones que necesitan expresarse con palabras. Diciendo: “Yo no se si me siento con palabras. El corazón tiene una rara conexión con el cerebro, para manifestar sus sensibilidades y sensaciones. La palabra parece una herramienta mental, reflexiva, razonadora, mas que emotiva y cordial. Pero, si no siento con palabras, si los sentimientos no son palabras encendidas y emocionadas, ¿qué otra cosa pueden ser?”

Yo, el escritor que asistía al extraño debate, me quedé con ganas de decirle al pensamiento que se disculpase con la palabra y considerase hasta qué punto dependía de ella y le era tributario. Carne de su carne y vehículo de su expresión. No pude. Yo estaba fuera de la cuestión, que se debatía en un terreno de abstracción en que los hombres no tenemos, físicamente, cabida. Me sentí casi molesto con los términos del pensamiento a la palabra. Al fin y al cabo, también palabras. Insisto: Le habría dicho: “Piensa bien lo que piensas y, consecuentemente, lo que dices. No olvides que lo dices, además, con palabras”.

No se realmente si el hombre pensaba antes de saber hablar. Si sus instintos revestían la categoría de pensamiento. Si sus ensueños participaban ya del sentimiento. Tenía cerebro y corazón pero esto no quiere decir que tuviera mente y espíritu, que supiera sonreír y llorar. Que ya le funcionase el alma.

Vamos, siempre, a lo mismo. La Palabra era en el Principio. Y era Dios, el mas Absoluto de los pensamientos. El puro Absoluto. Dios, pensando en sí mismo y en crearnos, para que un día hablásemos y ocupase todos los escenarios de la realidad la energía de su Amor. De se Amor que, sin la Palabra, queda mudo e inexpresivo. No trasmite ni comunica. Y el Amor es comunión. Yo amo a la palabra. A la Palabra, fuente de todas las palabras. La palabra no solo es un don de Dios. Es un fragmento divino, una porción teológica.

Volviendo a los inicios de este texto, era como si la razón increpase a la fe. Le pusiera límites y condiciones. En definitiva, parece como si me estuviera decantando hacia una tesis en que hasta se cree con palabras. La palabra instrumento y energía de la fe. Razón y Fe. Yo razono mi fe y creo en mi razón. En la metafísica de la Verdad, todo se unifica. Y siempre, todo, usando la palabra.

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10 COMENTARIOS

  1. La razón increpa, con razón, a la fe. Son absolutamente incompati¡bles, al menos para mí. La razón me hace perder fe. Nunca he encontrado motivos lógicos para tener fe.

    Tu sueño, Luis, es perfectamente lógico. Lo que os envidio, quizá por tradición,educación, a los que teneis fe por arrobas. Cada día me cuesta más tenerla y bien que lo siento.

    Hago esfuerzos por tenerla,pero la razón, la mía, tozuda, no me deja. Quizá sea cuestión de tiempo.

    Un abrazo, Luis.

  2. Al principio fue la palabra (el Verbum, el Logos), y la palabra estaba en Dios, la palabra era Dios. ¡Qué consecuencias tas admirablemente grandes se deriivan de esta contemplación!. Dios, Luis, quiere que cantes sus grandezas, sin máscaras ni tapujos; así, con la libertad de los hijos de Dios.

  3. Otra cuestión es el uso que se hace de ella, la palabra. Véase los discursos huecos de toda índole, como los de de la demagogia política y otras flores y aves de plumaje raro. O, de las peores vilezas, quienes la usan para engañar al corazón. ¿Será ahí dónde maquina el diablo, ese ángel soberbio y engreído que quiere el poder? Pobre diablo.
    Hay que agradecer a quienes revalorizan las palabras, las limpian, les devuelven su corazón, su alma y su divinidad; y nos hacen sentir que hay esperanza.
    Por cierto, la palabra también es música y en los coros celestiales saben mucho de esto. Creo que aquí hay mucho tema para feflexionar.
    Feliz domingo.

  4. Soy de los que creen Sr Galbis que no se puede pensar sin palabras.. Es el mecanismo regulador de nuestro pensamiento, ellas nos representan ante el mundo ,el lenguaje nos concede el mayor poder que se le ha otorgado al hombre como ser racional, poder comunicar a los demás la realidad que le rodea.
    Puede que no siempre la palabra sea expresión de un pensamiento claro y veraz, ni siquiera que se acomode a la realidad, a veces las palabras pueden ser tóxicas y manipuladoras y en ocasiones no reflejan más que un pensamiento confuso y delirante, pero en todos los casos no es culpa del lenguaje sino del pensamiento subyacente que actua de una forma interdependiente con la palabra.
    Existen diversas teorías sobre los orígenes del pensamiento y el lenguaje pero no voy a exponerlas para no aburrir a los lectores y porque además Sr.Galbis sus reflexiones nunca estan en absoluto desvinculadas de lo bíblico,de la idea del Dios creador absoluto de la palabra, y por tanto no hay nada que discutir,la palabra es un don de Dios y punto.
    Es la razón de su Fe la que se nos presenta cada semana,en cada texto y en cada palabra . Desde luego vamos siempre a lo mismo y le resulta imposible sacar a Dios de su ejercicio literario semanal.
    Permítame simplemente que discrepe de una de sus afirmaciones contenidas en su texto y es que los sentimientos son sensaciones que necesitan a las palabras para expresarse.
    Nada más lejos de la realidad,los sentimientos surgen sin la necesidad de expresión linguística alguna, las palabras aquí son un un complemento más, puedo expresar con una simple mirada,con un gesto de mi propio cuerpo aquello que siento, el amor ,el odio o la más despreciable indiferencia.Una acción puede identificar por si misma el sentimiento sin necesidad de la palabra. Las palabras explican el sentimiento pero no lo originan de ningun modo.Sin embargo si son necesarias para explicar una sana y cordial discrepancia literaria. Espero que así lo entienda D Luis. Un cordial saludo.

  5. Luis, muchos hemos dicho en algunos momentos de nuestra vida, ¡Se lo que quiero pero no encuentro las palabras que puedan darle forma a ese pensamiento! por tanto en ese momento las palabras no están, se han ido, cansadas de ser utilizadas o mal utilizadas, o de no ser ellas las primeras, por que también se cansan de servir sin ser servidas, por que el pensamiento que son imágenes, están, creo, las primeras, y ya sabemos que todo el mundo tiene su ego, y ellas también.

    El arquitecto tiene en su pensamiento la forma del edificio a proyectar, y a continuación con la palabra y el diseño se forma esa simbiosis que da como resultado una proyecto, y este puede producir sentimiento de alegría o tristeza dependiendo de la sensibilidad de cada cual al ver esa realización. En ese preciso instante los receptores del diseño se imaginan el edificio y expresan con palabras su parecer, por tanto siempre está el pensamiento primero y después la palabra.

    El escritor también traslada sus imágenes y sus pensamientos a través de las palabras, por ejemplo: Yo pienso en alguien al que quiero, que atraviesa por momentos de dificultad familiar, en ese instante pongo en orden las palabras que creo le puedan servir de aliento, y se lo digo en verso:

    Amigo mío del alma,
    aleja tu tristeza,
    no abandones tu alegría,
    utiliza tu sutileza,
    se siempre generoso,
    y verás renacer la luz,
    y tu amor será hermoso.

    Si estas mismas palabras se las digo de esta manera, ¡Venga no te preocupes, anímate, que eso que te pasa no es nada, ya verás como las cosas vuelven a su cauce! , no hacen el mismo efecto, porque las primeras tienen su propia alma y su propia vida, y a las segundas están dichas con afecto, pero sin fe.

    Un abrazo, Luis.

  6. Sr. Observatore: coincido plenamente con su opinión sobre el pensamiento y la palabra. He de decirle, además, que, al igual que le han expresado otros comentaristas en diferentes entradas, le leo con gran interés y gusto. Lo cierto es que muchas veces entro a los comentarios más por el gusto de leerle a usted que por otra cosa.

  7. Voy a tener que discrepar de una de sus afirmaciones, señor Beresaluze. Y no es porque sólo discrepe de un único asunto, sino que separo los aspectos relacionados con sus creencias y su fe del resto de opiniones. En lo relativo a creencias no hay grandes discusiones de fondo, sino de forma. Pero permítame que le diga que, si hay algo vinculado al ser humano que no necesite de palabras son los sentimientos: una sonrisa, una lágrima, una mirada, miles de miradas, …, no necesitan de ninguna palabra. Son completas en sí mismas y encierran el significado de miles de palabras, pero no necesitan de ellas.

  8. Tiene razon D Luis:
    yo razono mi fe, y considero que mi fe es razonable.
    En primer lugar porque de quien me fio me ha dado la razon, para que le busque. Ya que mi inteligencia me impide entregarme a alguien sin que mi razon lo muestre antes como correcto.
    Asimismo me fio de los testigos que considero fiables; ya que del mismo modo que me fio de que existe el ADN o la mitocondria que jamas he visyo. me fio de los apostoles que vieron a Cristo Resucitado, y unos hombres cobatdes e inutilies tras este encuentro fueron capaces de salir sin miedo y proclamar la Buena Noticia a todos: que esperamos la venida del Salvador, y que Dios esta con nosotros. Con todos.

  9. Una vez aprehendidas las palabras, resulta imposible pensar sin ellas, lo que no significa que sea imprescindibles éstas para pensar, sino que que constituyen el vehículo que expresa nuestro pensamiento. El lenguaje gestual, en un porcentaje altísimo, es igualmente vehículo para esa expresión. Se dice a veces más con los ojos que con las palabras. Ejemplo claro: la escritura en internet, muchas veces mal interpretada, y simplemente porque nos falta la información que deja el rostro del que las escribe.
    Unas reflexiones muy interesantes las que dejas en tu texto, Luis. Inteligentemente presentadas.
    Un abrazo.

  10. No me cabe ninguna duda:

    Aparte del Sr. Claudio, Que me parece un¡ Escritorazo! con letras mayúsculas,lo siento, no quiero desmerecer a nadie. Todos tienen su» aquel «Aunque cada cual tiene sus preferencias. Pues, quería dejar patente, que algunos de los comentaristas podrían ser en potencia, muy buenos escritores, por la forma de decir que a mí me llega.Si se me eriza el vello y me emociona leyéndole ya no necesito decir nada más.

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