DECÍA EL AGUA…
Pocas sustancias en el mundo, ninguna otra criatura en la Creación, tienen tantos y tan hermosos nombres, determinados por tal sin fin de circunstancias, como yo.
Para empezar, soy la mayor abundancia en el planeta. Un fluído precioso, susceptible de tanta manifestación, nacido de la unión de dos gases, oxígeno e hidrogeno, en la debida y amorosa proporción. Lo que mas hay en el mundo, un par de gases licuados. Como dos suspiros llorados. Dos airecillos que cuajan en una realidad liquida universal y, según dicen, llena de gracia.
Porque yo, el agua, soy la verdadera sangre de Dios circulando por todo lo que Él hizo.
Por lo que se refiere a mis estados físicos, soy, se diría, una realidad de todo a cien, dicho sea sin el menor propósito despectivo. Quiero decir, un ser centesimal, que lo es solo entre ceros. A cero grados, sólida y a cien, vaporosa. Solo soy, realmente, agua, entre cero y l00 grados centígrados. Como si la O del oxígeno se convirtiera en cero.
Soy delicada en el rocío con que barniza la noche el torso de la hoja, de la que cuelgo, a veces, como una perla indecisa.
Violenta en la cascada con que peino la diferente altura entre dos planos pétreos, con brutal cabellera inquietada de brillos.
Deliciosa en la espuma, mi mas leve y armonioso estado, batida como una efímera fosilisación de aire, ese prodigio que prolonga la ola, crepitando de sal y vibrando de sol.
Solo porque hubiera espumas, valdría la pena mi existencia. Airosa en el vapor, que me convierte en nube. Densa en el hielo prieto que, sin embargo, flota. Como una piedra acuosa que huyera de su fondo. Grave ingrávido el hielo, flotando en su sustancia.
Tristísima en la lágrima, esa gota de pena que se asoma a los ojos del humano que sufre. La lágrima es dolor salado de amargura. Para que no hubiera lágrimas, habría valido la pena mi inexistencia… Preciosa en el cristal de la flor de la nieve, esa estrella en que el frío pone orden en el arte, cuando el clima se niega, como pidiendo al mundo perdón inconfortable.
Nostalgia de tanto, en la lluvia doliente, ese llanto del cielo que moja y entristece. Y grandiosa en el mar, agua de tantas aguas, sosegada, apacible, inquieta, tormentosa, besando las orillas o destrozando rocas. Ofreciendo su azul al cielo que la imita y le regala luces, resplandor, claridades, en cordial intercambio de guiños y reflejos.
Tú mismo, autor, Luis, eres casi todo agua. Un setenta por ciento. Agua que escribe cosas sobre el agua del resto. Que suda y que llora, la costa de su pecho, como un barco truncado, armado de costillas, que rema con los brazos.
Agua bendita toda, porque es Dios quien me hizo. Agua que se disfraza, a veces, de sí misma, en la niebla cerrada, fantasma mío propio, cuando con carne de aire caigo sobre el entorno, confundida de cielo, nube sobre la tierra equivocando planos, atmosfera cegada por un húmedo amor.
Agua en el arco iris, con que anuncio que acabo, que doy al sol su sitio, otra vez, en el cielo y él me lo agradece, coronando mi ausencia con un arco de joyas entre los dos confines. Porque hubiera arco iris, yo sería imprescindible…
Esto pensaba el agua, desde la propia mía,
Desde tres cuartas parte de este yo que soy agua. Casi como Narciso. Enamorado de ella, no porque me refleja sino porque me inspira.
Bendita agua, Luis. Sin ella no somos nada ni nadie.
Has hecho,como siempre, un hermosísimo relato. Esta vez del agua. Ahora, más que nunca, podríamos decir que «bendita», pero no por la Iglesia, sino por nuestra propia necesidad.
Todo es agua, nosotros en un 70% nada menos. Loramos, dices, agua. Sensible, tan humana, tan nuestra…
Y la lluvia, tan necesaria, tan implorada, es el agua que necesitamos para beber, pra regar nuestros frutos, nuestras verduras, nuestra comida, en fin.
Hermoso relato, Luis, de algo tan simple ,pero necesario, como el agua.
Bello relato Sr Galbis puesto en boca del líquido elemento que en su diestra mano literaria cobra vida propia y nos habla. Con una apacible prosa va desgranando como finos hilos de agua su propia identidad, sus distintas formas en las que se presenta desnuda ante el lector que la siente en carne propia porque ella tambien forma parte del destinatario de sus palabras.
El agua es la vida,es el mayor tesoro que tiene la Humanidad para sobrevivir,ya en la antigua Grecia el filósofo Tales de Mileto consideraba que el agua era el principio o arché de todas las cosas,el origen el sustrato y la causa de la propia Naturaleza.
Dice que el agua es como la sangre de Dios circulando por todo lo que El hizo, Cielo y Tierra, me parece fantástica esta descripción al margen de compartir o no connotaciones religiosas creacionistas.
Quien puede dudar de que sin el agua no somos nada, el mayor logro de la Creación no es el hombre sino el agua que dió lugar al nacimniento de innumerables y bellas criaturas sobre la faz de este planeta,entre otras, a estos muchas veces descerebrados humanos que no saben conservarla ni protegerla como un bien escaso que es aunque esten dispuestos en cualquier momento a morir por ella.
Mis más sinceras felicitaciones por la sensibilidad y riqueza literaria que nos muestra en su artículo sobre el Agua , que bendita o no Sr Galbis, forma parte de la esencia de nuestro ser.
Luis, tienes la virtud de embellecer todas aquellas cosas en las que pones tu pluma, tu fina sensibilidad, el amor y la pasión por ellas.
El agua es la misma vida, sin ella no somos nada, nos damos cuenta cuando ponemos una semilla en la tierra, si no la riegas no pasa nada, pero cuando le vas echando ese liquido emanado directamente del cielo con esa vida ya impregnada en sus mismas entrañas, la semilla la recibe con esplendoroso afecto y en unos días esta empieza a enseñar sus mejores galas y sus más preciosos colores, en eso preciso momento nos damos cuenta de la cantidad de cosas que desconocemos de nuestra madre naturaleza, ella nos ofrece siempre sus aromas sus coloridos matices, y siempre me pregunto ¿ Quien está detrás de este asombroso milagro ? seguro para mi el Padre Eterno, para otros será otra cosa, pero siempre un ser superior que creó en su día el universo.
Soy entusiasta de la naturaleza, de hecho tengo en mi casa de campo, donde vivo, alrededor de 300 macetas de todo tipo, que cuidamos con cariño y con mucho esfuerzo, por supuesto, y cuando empiezas el riego, a las pocas horas, ves como el verdor resplandece primoroso y las flores reviven su colorido como si el pintor celestial les hubiese dado una mano de pintura, aunque creo que es así, porque las semillas y el agua al contacto con la tierra explosionan de hermosura.
Cuando estamos cerca de un río de aguas no muy bravas, y nos apostamos cerca de el, y dejamos sueltos nuestros mas íntimos sentidos de amor hacia la naturaleza, y oímos los chirridos suaves del agua estallar contra las piedras, esa sinfonía de Dios nos engrandece el corazón y el alma se eleva e inspira pensamientos bellos, así también es el agua.
Luis te envío mi más cordial saludo.
Como diría Octavio Paz:
«Hay fuentes en el jardín de tus arterias»
Este homenaje al preciado liquido, lo recibo “como agua de mayo”, especialmente hoy, después del día de ayer, tan intenso y emotivo.
En tus pensamientos eres un poeta a todas horas.
Gracias Luis.
¿Qué porcentaje tendrá Dios de agua?
Muy intenso y original, como el agua fluye, Luis.
Y como decía mi admirado Bruce Lee: «Be water ,my friend»
Enhorabuena. Refrescante artículo para la mañana de este precioso domingo.
Bien sr luis, muy bonitas reflexiones sobre tan preciado liquido…ME GUTA….
Excelente, Luis, nuevamente excelente.
Una prosa poética de altos vuelos; cercana, lúcida, clara como ese líquido del que te ocupas… y que casi como la mismísima agua me estuviera hablando, de tú a tú, de ella a mí, la he sentido. Próxima, y hasta humana.
Y la he sentido… y visto mudar, en sus ricas manifestaciones, en sus estaciones, en sus estados de ánimo y en sus temperaturas extremas, que con tanta clase la has presentado.
Ahora, tranquilo, después del fin de semana, que he podido leer «tu agua», te felicito, otra vez, Luis, por esa mano que Dios te ha dado y que te permite dibujar sobre el papel cromatismos hermosos y singulares… palabra a palabra. Sentimiento a sentimiento.
Gracias por esta nueva entrega.
Se agradece, como lector, leerte cada fin de semana. Aunque hoy haya sido en martes.
Un abrazo.