Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

DESORIENTADO

Se sentía muy extraño. Acompañaba en sus desplazamientos y acampadas a toda aquella tropa volátil, que no se asustaba por su dimensión, tan excesivamente superior, aunque, aparentemente, incorpórea, Descansaba entre aquellos seres, en los árboles, los acompañaba en sus vuelos y contemplaba, sorprendido, como hacían por la vida, activísimos, picoteando frutos en las ramas y semillas y gusanillos entre la blanda tierra. Él no parecía acuciado por aquella necesidad de alimentarse. Como si no tuviese consistencia a cuya conservación dedicar cualquier mínima fuente de energía.

Y no sabía cantar, como todos ellos, verdaderos órganos con plumas, capaces de organizar los mas bellos y entonados sonidos. Continuaba en su rara compañía, en cierto modo, sin mucho sentido, por seguir disfrutando de sus cantos, variados y hermosísimos. Y porque no sabía, de momento, qué otra cosa hacer.

Aquellos, cuando se acumulaban, en suma, sobre una misma rama, la combaban con su peso. Él, en cambio, mas grande, no arqueaba la suya propia en absoluto.

Pensaba en ellos. Entre ellos. Ellos no reparaban en él. Hasta la menor de aquellas breves criaturillas proyectaba una breve sombra. A través de él pasaba la luz sin determinar sobre el suelo mancha alguna correspondiente. Y no era de cristal, Ni como el aire. Tenía carne mental y espíritu inteligente. Verdadera entidad personal. E importantísima. Mas que las de un santo. Era capaz de reflexionar sobre su estado y sufrir por su evidente inadaptación. ¿A qué jugaba entre aquella naturaleza hermosísima, tensa, física, en la que no sabía ni cómo ni para qué desenvolverse y en la que no parecía tener destino congruente? ¿Era un absurdo que volaba?

Se miró hacia adentro. Se palpó el extraño contorno. Meditó profundamente sobre su situación y no condujo a parte alguna concreta sus meditaciones. Hasta que se dijo, “Voy a seguir entre esta delicia alada y Dios proveerá.”

Un día muy soleado, sin sed, como siempre, decidió no obstante, acompañar el vuelo de sus compañeros hasta el arroyo en que estos picoteaban reiteradamente su sorbito de agua, que luego, levantando la cabeza, hacían cursar por sus musicales gargantas. No pudo evitar verse reflejado en el agua. Y al fin cayó en la cuenta. Era un ángel. Un ángel desorientado.

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7 COMENTARIOS

  1. Que hemoso, bello y delicado relato. Me ha tenido embelesado hasta el final.

    ¿Cuantos ángeles nos acompañarán y no lo sabremos? Ni ellos tampoco. Estarán con nosotros, irán a nuestros mismos sitios y ni repararemos en ellos, ni ellos en nosotros. Están desorientados, como el del tierno relato de Luis.

    Quiero pensar que estos bellos y delicados ángeles desorientados, no son más que espíritus que esperan, sin saberlo, la llamada de Dios, para convertirse ya y definitivamente en ángeles, pero conscientes y disfrutando ya de su presencia eterna.

    Espero, de corazón, haber sabido captar el mensaje de tu hermosísimo relato.

  2. Luis, cuando uno encuentra una persona que escribe son la sutileza, el encanto y la sensibilidad con la que tú lo haces, uno eleva su pensamiento a otros confines del universo-cielo y mi espiritu se regocija con el Creador,y en ese momento se derraman un caudal de sentimientos nobles, y me llevan a recordar a mi angel de la guarda,al cual le pido que cuando yo vaya a descansar después de la jornada, le lleve una misiva al Todo Poderoso, diciendole: Gracias te doy Padre mio Celestial por tu divina gracia de que se que estas en mi alma y en mi corazón y sosegado estoy, gracias.

    Un abrazo Luis.

  3. Angel de la guarda dulce compañía no me desampares ni de noche ni de día.
    Una oración para recordar que los angeles son los centinelas de nuestra propia vida, nos acompañan sin saberlo ,guian nuestros pasos y custodian nuestro espíritu. Yo al menos así quiero creerlo.Tengan alas o no las tengan.
    Si estan ahí con nosotros Sr Galbis espero que a usted le sigan guiando como escritor por el camino de la excelencia por muchos años y a mí me iluminen para poder comprender y admirar sus palabras.
    Que nuestros angeles nos cuiden y no se desorienten munca , sino todo lo contrario ,sepan cual es el camino incluso en los más reconditos y oscuros momentos de nuestra vida.
    Nunca se sabe cuando los ponemos necesitar.

  4. Me gustan las historias que nos hacen pensar.
    Todos los niños nacen como ángeles desorientados. Cuando crecen, algunos siguen más desorientados. Como una opción, siguen el flujo de la manada y llegan a creer que han alcanzado la orientación; hasta que un día se descubren a sí mismos en el reflejo de una charca y ven quienes son en realidad.
    Uno no sabe que está soñando hasta que se despierta; al igual que otros vivimos en la ignorancia hasta que encontremos la iluminación (cosa ardua y difícil). Hasta entonces, seguiremos a los pájaros que parecen ser los más libres y parecidos a los ángeles.

  5. Un fábula preciosa acerca de la existencia de los ángeles; seres invisibles pero latentes en nuestra vida, al menos para quien se decida a disponer del corazón y de sus sentidos de un modo abierto y contemplativo, sin prejuicios, dando libertad. Y es que, en el momento menos pensado (nunca sabemos bien cuándo se da el «salto»), podemos sorprendernos a nosotros mismos siendo, eso, ángeles, uno más, y ya no distinto, sino como ellos, como los que presentimos muchas veces caminar junto a nosotros. Un ángel desorientado… que encontró su camino. Que por fin se vio a sí mismo.
    Hermosa historia, más real que imaginaria, desde mi punto de vista, y asentada en una prosa elegante e inteligente. Rica… pero, sobre todo, sensible.
    Un gustazo reencontrarme con tus letras, Luis. Gracias.

  6. Sr Galbis,ud escribe de una manera que uno se compenetra en su lectura y no se puede salir hasta el final y quede amarrado en sus relatos,cortos y precisos y con finales felices..

    Gracias y que lamajia de su pluma este siempre inspirada..

  7. Querido Luis: hasta una línea antes de su final, pensé que era la primera parte de un artículo. Después ha venido el desenlace «angelical». Muchas felicidades y un abrazo «colmao».

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