148) Leyre Toledo Martínez (ciclista).-

Vicente Díez sobre deportistas noveldenses

Nació en el año 2007 y sus padres son Miguel Ángel y Esther. Por vía paterna es la cuarta generación de ciclistas en la familia, que paso a detallar por orden cronológico: Su bisabuela paterna, doña Ángela Candela, maestra de profesión, tenía un hermano, Manuel, quien fue ciclista profesional en la década de los años 30, contemporáneo de figuras como Julián Berrendero y Mariano Cañardo. Su bisabuelo paterno, don Manuel Toledo, inauguró la tienda-taller de Ciclos Candela que sigue actualmente; fue el primer presidente del Club Ciclista Noveldense, allá por el año 1949 y creó la popular carrera a celebrar el día de la Santa, que en el año 1951 tuvo su primera edición. La segunda generación la hemos conocido todos con los hermanos Manolo y Paco Toledo, más conocidos por su segundo apellido, “Candela” quienes corrieron y trabajaron en la tienda-taller familiar. La tercera generación es la de Francis y Miguel Ángel, hijos de Paco. Es obvio que los dos practicaron el ciclismo y Miguel Ángel demostró unas cualidades fuera de lo común, tanto en la pista como en la ruta. No consiguió pasar al profesionalismo y su caso se asemeja al reciente de Julio Alberto Amores. La explicación es que no hay hueco en los muy escasos equipos profesionales para todo aquel joven que parece que va a llegar, pero siempre algunos se quedaron fuera. Y la cuarta generación la componen los hijos de ambos hermanos, de la que hoy vamos a detallar los logros de una muchachita que parece tener madera… “de casta le viene al galgo”, dice el refrán. Por otra parte, el apelativo de “Candela” comenzó siendo apellido; pasó a ser título comercial; posteriormente apodo y quizás, actualmente se ignore su origen.

   Miguel Ángel orientaba a los menores de la Escuela de Ciclismo local y practicaban o entrenaban dos veces semanales, tanto en el polígono de Ledua por su poco tráfico como en los alrededores de la ciudad- De sus compañeros de entonces, con diversas edades, recuerda especialmente a su prima Ginebra Toledo, hija de su tío Francis y los nombres de Alejandro Pina; los hermanos Luis y Pablo Agües; Pablo Navarro; Oscar Sánchez; Abraham García; Toni y alguno más.

   Y ahora comentemos la trayectoria de nuestra protagonista de hoy, Leyre Toledo Martínez. Siendo muy niña, el papá le regaló su primera bici a los tres años y el ambiente familiar hizo que asimilase el gusto por el pedaleo. Iba con sus padres a ver las carreras de las Escuelas de Ciclismo,  pues Miguel Ángel era monitor. Pronto quiso y pidió participar y en cuanto lo consiguió, con cuatro años, fue una más en el grupo de los principiantes. Su debut fue en la ciudad de Benisa y aquel primer año, compitió frente a menores que le aventajaban en dos o tres años, por lo que aprendió a rodar en pelotón.

   Su primer colegio fue el Cluny, practicando por entonces fútbol, baloncesto y baile. Le gustaban los deportes, aunque el ciclismo tuvo siempre algo de especial para ella.

   Fueron a competir por toda la provincia, pues se disputaban más de veinte pruebas por temporada, finalizando siempre en Alicante, con el Trofeo Diputación en un circuito urbano con meta frente a ese edificio oficial. Su primera victoria, esa que nadie olvida, ni los profesionales más laureados, la consiguió en Villajoyosa. En otra ocasión, fueron a competir a la capital valenciana, con motivo del Campeonato Autonómico, que por cierto se trajo Leyre el maillot regional y el trofeo a su vitrina.

   Su nombre comenzó a aparecer en este medio de comunicación, como la vencedora en numerosas ocasiones. Yo lo comenté con su abuelo Paco, quien lógicamente estaba muy contento. Él decía que “era la campeona” y yo le repliqué que merecía el apelativo de “Campeonita”.

   La Escuela de Ciclismo de Novelda contaba con unos quince alumnos de ambos sexos, de los que solían coincidir en cada carrera entre ocho y diez.      

  Aunque en el pelotón hay más niños que niñas, en cada carrera coincidían un grupito de ellas, que se hicieron amigas y rivales. Su máxima rival en esta provincia inicialmente fue Laura Guardeño, dos años mayor que ella. Mientras estuvieron en la misma categoría, la balanza solía inclinarse a favor de Laura. Cuando ésta pasó a una categoría superior, el liderato provincial pasó a ser de Leyre.

   En nuestra provincia solían acudir a cada carrera tres o cuatro niñas además del resto de niños, sumando de 15 a 25 mini ciclistas. En ocasiones, logró llegar primera ante todos y todas. Si bien, en Valencia las concentraciones autonómicas aumentaban el conjunto de féminas hasta las veinte participantes. Allí, su máxima rival y también amiga es Leyre Almena.

   Nuestra protagonista comenta que las indicaciones de su padre le han sido y siguen siendo, muy importantes. Él, mejor que nadie, sabe de qué va esto del pedal, pues entre otros cargos fue seleccionador autonómico. La joven nos dice que desde muy pequeña se lo pasaba muy bien en el ambiente de las carreras infantiles por el trato familiar que había, donde los progenitores animaban no sólo a sus hijos, sino a todos los participantes.

   Y así llegó el día en que logró ser campeona autonómica. Se emocionó tanto que se le escaparon algunas lágrimas de alegría e incertidumbre al principio. Después las lágrimas fueron por los nervios, cuando todos los de la Escuela: compañeros, monitores, sus propios padres… todos fueron a abrazarla y felicitarla. Era casi cantado que sucedería, pues a nivel provincial “estaba apuntada al título”, ya que lo consiguió durante seis temporadas consecutivas, desde 2014 hasta 2019. Aún no está claro si en la actual, la de 2020, se podrá competir.

   Con diez años (2017) fue premiada en la anual Gala del Deporte, organizada por la Concejalía de Deportes de nuestro Ayuntamiento. Fue un gran acto, consiguiendo “ser profeta en su tierra”. Se sintió como en una nube al subir al escenario y oír los aplausos posteriores del público asistente.

   Le sigue ilusionando el ciclismo, tanto o más que el primer día por haber conocido a mucha gente y hacer amistades de otras ciudades. Actualmente, sólo practica este deporte y entrena cuando puede, pues por la edad, trece años, está inmersa en los estudios de 1º de ESO.

   En cuanto a su relación con el grueso de chicos dentro de las carreras, afirma que nunca ha sentido u oído ningún tipo de discriminación. Incluso añade que dos de sus compañeros de estudios, también están integrados en la Escuela de Ciclismo.

   Este año 2020 quiso empezar en las pistas con el piñón fijo, pero no es posible por ahora. Su padre le consiguió una bici de pista que por circunstancias, no ha podido estrenar aún. Miguel Ángel le dice que por su edad, podría participar en los Campeonatos de España para Edad Escolar, que hay tanto para Pista como para Ruta.

   Para su preparación física integral hacía gimnasia y natación, así como Muay Thai con el maestro Yaco, quien le ayuda mucho para el equilibrio y a controlar impulsos. Todo esto permanece ahora en paro… quizás sea posible cuando pase la pandemia y ha de conformarse con largas sesiones de rodillo sobre la bici, en casa.

   Le motiva mucho saber que sus antecesores fueron todos ciclistas. Sin duda, el más destacado fue su papá, Miguel Ángel, quien consiguió ser campeón autonómico y nacional en pista en algunas ocasiones. Incluso participó en dos Mundiales celebrados en Casablanca y en Lyon (Francia). También sabe que fue atropellado gravemente por una moto que se metió indebidamente en la carrera, chocando de frente en una curva sin visibilidad (1992). Y le ha mostrado vídeos de algunas de estas importantes carreras, como la que formó parte de la selección española junto al balear Joan Llaneras, siete veces campeón mundial (maillot Arco Iris) en diversas especialidades de la pista. También coincidió entonces con un amateur guipuzcoano, que años después logró vencer en el Mundial de Ruta 1995, con Indurain y Pantani en el podio. También en su mejor año, 1998, logró la victoria en la Vuelta a España y en el Mundial de Contra Reloj; se trata de Abraham Olano.

   Y por último, anima a que otros niños y niñas vengan a experimentar la agradable sensación de la bici de carreras en la Escuela de Ciclismo del club decano de la localidad y tercero en antigüedad de la provincia.

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2 COMENTARIOS

  1. No podía ser de otra manera. En una familia ciclista.. lo inhabitual es que una chica practique este deporte, pues son minoritarias. Adelante, Leyre.

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