Las Reinas de las Fiestas de Novelda celebraron ayer una comida con sus familiares. Tras asistir a la tradicional comida ofrecida al asilo, las Reinas disfrutaron de una comida con familiares y amigos.
La idea partió de las madres de las Reinas quienes acordaron organizar una comida de hermandad entre las niñas y sus familiares, determinando que ésta se realizaría en el salón del restaurante La Bolera. Una reunión más que junto con la cena posterior al pregón corrió a cargo de los familiares. Cosas de la crisis.
La Santa recibe el cariño de su pueblo
En el acto más solemne de las fiestas, Santa María Magdalena procesionó por las calles de Novelda arropada por el cariño y la devoción de los noveldenses. Una fina lluvia amenazó el recorrido de la comitiva que pese a todo pudo terminar con normalidad el itinerario previsto. (Esta noticia contiene vídeo)
(Galería de imágenes)
El viernes fue el día grande de las fiestas en honor a Santa María Magdalena, patrona de Novelda. La jornada estuvo dedicada por completo a la Santa con numerosa asistencia de público a todos los actos religiosos.
Por la mañana se celebraron varias misas en la iglesia de San Pedro, de las que cabe destacar la misa cantada por el Orfeón Solidaritat y oficiada por 11 curas hijos de Novelda (Ver noticia relacionada). Ya por la tarde, a las 7 horas se celebró la eucaristía previa que dio paso a la solemne procesión.
Junto al trono de Santa María Magdalena, la acompañaron en el recorrido procesional por las calles de Novelda, niñas y niños vestidos de primera comunión, Reinas y Damas de las fiestas de Novelda, Cargos Festeros con sus embajadores Moro y Cristiano al frente, así como las autoridades civiles y eclesiásticas. Tras hora y media aproximada de recorrido, la comitiva hace su entrada en la iglesia de San Pedro, donde nuevamente se manifiesta el fervor de los noveldenses por su patrona con vivas, cánticos y aplausos.
VÍDEO
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El viernes fue el día grande de las fiestas en honor a Santa María Magdalena, patrona de Novelda. La jornada estuvo dedicada por completo a la Santa con numerosa asistencia de público a todos los actos religiosos.
Por la mañana se celebraron varias misas en la iglesia de San Pedro, de las que cabe destacar la misa cantada por el Orfeón Solidaritat y oficiada por 11 curas hijos de Novelda (Ver noticia relacionada). Ya por la tarde, a las 7 horas se celebró la eucaristía previa que dio paso a la solemne procesión.
Junto al trono de Santa María Magdalena, la acompañaron en el recorrido procesional por las calles de Novelda, niñas y niños vestidos de primera comunión, Reinas y Damas de las fiestas de Novelda, Cargos Festeros con sus embajadores Moro y Cristiano al frente, así como las autoridades civiles y eclesiásticas. Tras hora y media aproximada de recorrido, la comitiva hace su entrada en la iglesia de San Pedro, donde nuevamente se manifiesta el fervor de los noveldenses por su patrona con vivas, cánticos y aplausos.
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Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis
SILVESTRE Y ATENUADA PRIMAVERA
Digo la de una tierra, la de una provincia eternamente sedienta, que corre a oeste, sur y algo al norte, desde Monforte a Novelda, de Novelda a Monóvar, la que lleva a Algueña y Pinoso y a Elda y a Villena, y mas alto aún, tocando Almansa, ya casi en la provincia de Albacete y hacia Murcia por Albatera, previos Hondones de las Nieves y los Frailes, Aspe, Crevillente alfombrado y Orihuelilla misma, con agua pero seca, y al Elche de la Dama, desierto de palmeras y agricultura parda. Arenales del Sol, hacia la Torrevieja blanca y la Guardamar salada. El pueblo de mi dilecto Vicente Ramos.
Me refiero también a la costa. El Campello con la Vila Joiosa, Benidorm babilonia, a las arenas hacia Altea y hasta Jávea la bella, con Calpe la peñosa, una costra, a las veces, caliza y blanco ocre, junto al Mediterráneo. A una tierra que se mira al mar y le da casi vergüenza. Aunque la vergüenza pone roja y ella se querría verde. De verse tan parda, seca, caliza y pobre, conociendo sus infinitas condiciones climáticas y de trabajo humano. Con ralas hierbas de un verde negro, como a mechones sueltos, tierra sin verde. Hierbas sin clase, mala hierba que se dice, si es que alguna puede serlo. Sencillo ser vivo. La cizaña bíblica….
No da esa tierra, toda ella primavera, primavera anual, primavera del clima, primavera completa, “la casa de la Primavera” como la llamó un gallego ducho en verdes, Wenceslao Fernández Flores, esas florecillas libres, sencillas y silvestres que adornan las cunetas de la fría Castilla cuando estalla la estación primorosa y primaverosa, (si es nuevo el adjetivo, me lo apropio) cintas ajardinadas a lo largo del tráfico, todo un festón cromático como un bordado charro, festival de colores a uno y otro lado del asfaltado viaje, de la calzada gris, honrada hasta el delirio, orlada de belleza. Por los caminos de Castilla se cursa como entre dos primaveras estrechas, que acompañan al viajero como dos banderolas de fiesta.
Yo he sido madrileño durante muchos años y echo en falta, aquí, entre nosotros, el bellezón humilde de aquellas florecillas en que hacía de reina la amapola curvada, erguidos solo un día sus pétalos de sangre, de tan frágil púrpura. Capitaneadas por esta papaverácea de pétalos apenas cogidos, con saliva divina, al negro hisopo casi geométrico que enfunda sus semillas, como un receptáculo opiáceo. La amapola es una escarlata efímera, apenas consistente, de enorme belleza. No existe, casi, y hace el campo intensamente bello, con sus mechones como heridas dejadas caer entre la hierba, derramadas y abiertas. Bellísima e impalpable amapola. Solo un tonto intentaría hace un ramo con ellas. Se le morirían entre las manos.
Aquí no hacemos trigo, ni cebada ni avena. Regamos nuestras vides y ofrecemos a la lluvia nuestros almendros. Cuidamos nuestra tierra como quien milagrea y una hierba es pecado, aunque fuera bella, porque consume agua, siquiera unas gotas. No se tolera otro verde que el de la planta cultivada, como en un jardín, aislada de cualquier otra, por rastrera e insignificante que fuera.
Me faltan, estos días, las margaritas chicas, los cardos nazarenos, moradas adelfillas, las lináceas blanquitas, las malvillas moradas, las crestitas de gallo, un sin fin de criaturas, amarillas, azules, blancas, rojas, violeta, como tejidos árabes sobre un fondo de verde, extendidas a lo largo de las vías entre pueblos. Paralelismo hermoso que siempre acompaña y hace feliz el ojo del que se mueve. Voy a Madrid, suelo hacerlo, por Mayo, que además es mi mes, solo, casi, por contemplar sus florecillas espontáneas, sus colores silvestres, por llenarme la vista de aquel impresionismo natural, tan generoso y vario, derramado por el suelo. En mi Alicante azul, azul de los azules, me falta en primavera esa sesión de vida hecha primor del campo. Tenemos tantas otras cosas. Sería injusta la queja. Pero allí, donde el clima es rigor y el tiempo destemplanza, en la dura meseta, que quema cuando caliente y hiela cuando fría, la primavera ofrece una copiosa sonrisa tan rica varia y encantadora, como para compensar tantos rigores, haciendo de la mirada un premio de los ojos.
Nos falta esa primavera. Aquí, donde la tenemos, prácticamente toda. Todo el año.
Claro que seria demasiado. No se puede tener todo. Hay que ser discretos. Y agradecer lo que tenemos. Una bonanza ambiental que besa la piel y acaricia hasta el alma física del cuerpo, que se diría que también la tiene, un alma de segunda clase, física porque se alegra y estimula su naturaleza, simplemente, zoológica. La que hace sentir el bienestar ambiental, de distinto linaje que el espiritual y trascendido. La que hace concebir el suelo como un cierto y devaluado Cielo. Un Cielo desclasado pero muy grato. Una primavera gloriosamente floral repartida por todo nuestro suelo, sería, tal vez, pedir demasiado. O un otoño con aquellos ocres, amarillos, dorados, cobres rojizos y verdes decadentes, de aquel Madrid donde descansa mi madre. Mi primavera eterna…
Digo la de una tierra, la de una provincia eternamente sedienta, que corre a oeste, sur y algo al norte, desde Monforte a Novelda, de Novelda a Monóvar, la que lleva a Algueña y Pinoso y a Elda y a Villena, y mas alto aún, tocando Almansa, ya casi en la provincia de Albacete y hacia Murcia por Albatera, previos Hondones de las Nieves y los Frailes, Aspe, Crevillente alfombrado y Orihuelilla misma, con agua pero seca, y al Elche de la Dama, desierto de palmeras y agricultura parda. Arenales del Sol, hacia la Torrevieja blanca y la Guardamar salada. El pueblo de mi dilecto Vicente Ramos.
Me refiero también a la costa. El Campello con la Vila Joiosa, Benidorm babilonia, a las arenas hacia Altea y hasta Jávea la bella, con Calpe la peñosa, una costra, a las veces, caliza y blanco ocre, junto al Mediterráneo. A una tierra que se mira al mar y le da casi vergüenza. Aunque la vergüenza pone roja y ella se querría verde. De verse tan parda, seca, caliza y pobre, conociendo sus infinitas condiciones climáticas y de trabajo humano. Con ralas hierbas de un verde negro, como a mechones sueltos, tierra sin verde. Hierbas sin clase, mala hierba que se dice, si es que alguna puede serlo. Sencillo ser vivo. La cizaña bíblica….
No da esa tierra, toda ella primavera, primavera anual, primavera del clima, primavera completa, “la casa de la Primavera” como la llamó un gallego ducho en verdes, Wenceslao Fernández Flores, esas florecillas libres, sencillas y silvestres que adornan las cunetas de la fría Castilla cuando estalla la estación primorosa y primaverosa, (si es nuevo el adjetivo, me lo apropio) cintas ajardinadas a lo largo del tráfico, todo un festón cromático como un bordado charro, festival de colores a uno y otro lado del asfaltado viaje, de la calzada gris, honrada hasta el delirio, orlada de belleza. Por los caminos de Castilla se cursa como entre dos primaveras estrechas, que acompañan al viajero como dos banderolas de fiesta.
Yo he sido madrileño durante muchos años y echo en falta, aquí, entre nosotros, el bellezón humilde de aquellas florecillas en que hacía de reina la amapola curvada, erguidos solo un día sus pétalos de sangre, de tan frágil púrpura. Capitaneadas por esta papaverácea de pétalos apenas cogidos, con saliva divina, al negro hisopo casi geométrico que enfunda sus semillas, como un receptáculo opiáceo. La amapola es una escarlata efímera, apenas consistente, de enorme belleza. No existe, casi, y hace el campo intensamente bello, con sus mechones como heridas dejadas caer entre la hierba, derramadas y abiertas. Bellísima e impalpable amapola. Solo un tonto intentaría hace un ramo con ellas. Se le morirían entre las manos.
Aquí no hacemos trigo, ni cebada ni avena. Regamos nuestras vides y ofrecemos a la lluvia nuestros almendros. Cuidamos nuestra tierra como quien milagrea y una hierba es pecado, aunque fuera bella, porque consume agua, siquiera unas gotas. No se tolera otro verde que el de la planta cultivada, como en un jardín, aislada de cualquier otra, por rastrera e insignificante que fuera.
Me faltan, estos días, las margaritas chicas, los cardos nazarenos, moradas adelfillas, las lináceas blanquitas, las malvillas moradas, las crestitas de gallo, un sin fin de criaturas, amarillas, azules, blancas, rojas, violeta, como tejidos árabes sobre un fondo de verde, extendidas a lo largo de las vías entre pueblos. Paralelismo hermoso que siempre acompaña y hace feliz el ojo del que se mueve. Voy a Madrid, suelo hacerlo, por Mayo, que además es mi mes, solo, casi, por contemplar sus florecillas espontáneas, sus colores silvestres, por llenarme la vista de aquel impresionismo natural, tan generoso y vario, derramado por el suelo. En mi Alicante azul, azul de los azules, me falta en primavera esa sesión de vida hecha primor del campo. Tenemos tantas otras cosas. Sería injusta la queja. Pero allí, donde el clima es rigor y el tiempo destemplanza, en la dura meseta, que quema cuando caliente y hiela cuando fría, la primavera ofrece una copiosa sonrisa tan rica varia y encantadora, como para compensar tantos rigores, haciendo de la mirada un premio de los ojos.
Nos falta esa primavera. Aquí, donde la tenemos, prácticamente toda. Todo el año.
Claro que seria demasiado. No se puede tener todo. Hay que ser discretos. Y agradecer lo que tenemos. Una bonanza ambiental que besa la piel y acaricia hasta el alma física del cuerpo, que se diría que también la tiene, un alma de segunda clase, física porque se alegra y estimula su naturaleza, simplemente, zoológica. La que hace sentir el bienestar ambiental, de distinto linaje que el espiritual y trascendido. La que hace concebir el suelo como un cierto y devaluado Cielo. Un Cielo desclasado pero muy grato. Una primavera gloriosamente floral repartida por todo nuestro suelo, sería, tal vez, pedir demasiado. O un otoño con aquellos ocres, amarillos, dorados, cobres rojizos y verdes decadentes, de aquel Madrid donde descansa mi madre. Mi primavera eterna…
Art. de opinión de Juan G. Olivares
Moros y Cristianos
Llevaba años sin ver el desfile de moros y cristianos y aun así lo conozco de memoria, que para algo soy de Novelda. Cientos, ¿O quizá miles?, de mujeres y hombres vestidos con galas que jamás existieron en una espectacular comunión festera.
Mujeres aguerridas y lindos hombres pasando de diez en diez a enseñarnos atavíos producto de desenfrenos imaginativos en pos de una diversión sana, o no tanto, pero bienintencionada. Lo más cercano para muchos a la felicidad. Ese momento se desenvuelve a través logros comunes como es la organización de un evento de ese calibre o de juergas y desmadres posteriores o/y anteriores.
El cuerpo en fiestas es un cuerpo golfo, no escatimemos palabras, y esa golfería es física, que no mental, limitada a unas fechas concretas y dejada de lado a la hora de tomar otras actividades de la vida de todos y es la que guía al ser humano en fiestas. Es un cuerpo golfo y eso contagia.
Y a mi me cansa. Me refiero al desfile, que no a la golfería, aunque también.
Después de ver un traje no apto para abrazos efusivos, que bien hubieran podido dejar seis cornadas en el cuerpo abrazador, dada la cantidad de cuernos y pinchos que llevaba adosados, mi mente comenzó a divagar por otros factores.
Me fijé en los espectadores de la acera de enfrente y vi a Reme. Recordé que no era la primera vez que veía un desfile como este enfrente de ella, igual, bueno, con una diferencia. Aquellas veces ella estaba con sus padres y miraba con ojos curiosos e interesados de una adolescente. Esta, miraba con ojos protectores de madre a un imberbe jovenzuelo y a una correteadota niña.
También se posaron mis ojos, libres, en sus padres, que, sentados a la puerta de su casa, como en aquellas lejanas ocasiones ya no lucían la seguridad de personas maduras que les recordaba, sino la decencia de venerables ancianos que, rodeados de hijos y nietos cumplían la tradición anual.
Todos los desfilantes iban armados, incluso el señor de amarillo fosforito que, con las armas más actuales de todas y a la vez las más escasas, capazo y pala, cuidaba de que el señorío del desfile no se perdiera por las necesidades corporales equinas.
No sólo fue Reme y su desenlace lo que mis ojos miraron.
Los moros, pero no los del desfile, sino una pareja de hombres de Africa, inmigrantes que incrédulos y, sobre todo, no conscientes de que estaban asistiendo a un espectáculo, no a una recreación histórica, miraban anonadados la imagen que se reflejaba en el desfile. Esas caras de asombro de los protagonistas verdaderos siempre me ha llamado la atención y pocas veces ha faltado alguno para que yo observara sus gestos.
Volví a mirar el desfile y vi como aquellos contemporáneos míos que fueron los jóvenes de la comparsa ayer, hoy eran los hombres maduros, los maduros se habían convertido en ancianos apuntando a su retiro y nuevas filas, hijos de mis amigos, llenaban el hueco de los que en su día desfilaron como ancianos y alcanzaron ya su honroso retiro.
En fin, entendí que estaba viviendo una tradición, que mis hijos la vivirían indefectiblemente debido a su lugar de nacimiento, y me sentí integrado en ella. ¿Que sería de los moros y Cristianos sin espectadores como yo? Yo, ni procesiono ni desfilo, pero siento que la gente que lo hace es mi gente, y lo menos importante, los trajes. Porque una tradición para un pueblo va y viene en gastos y calidades, pero cuando la gente de un lugar se une para conseguir una meta crea unos lazos que no se desgarran como los vestidos.
No lo acabé, como casi siempre, pero me fui a cenar con el menor de mis retoños, (el resto de la familia participaba en el espectáculo), y con el sentimiento orgulloso de ser de Novelda, y de haber asistido a su día grande.
Felices Fiestas.
Llevaba años sin ver el desfile de moros y cristianos y aun así lo conozco de memoria, que para algo soy de Novelda. Cientos, ¿O quizá miles?, de mujeres y hombres vestidos con galas que jamás existieron en una espectacular comunión festera.
Mujeres aguerridas y lindos hombres pasando de diez en diez a enseñarnos atavíos producto de desenfrenos imaginativos en pos de una diversión sana, o no tanto, pero bienintencionada. Lo más cercano para muchos a la felicidad. Ese momento se desenvuelve a través logros comunes como es la organización de un evento de ese calibre o de juergas y desmadres posteriores o/y anteriores.
El cuerpo en fiestas es un cuerpo golfo, no escatimemos palabras, y esa golfería es física, que no mental, limitada a unas fechas concretas y dejada de lado a la hora de tomar otras actividades de la vida de todos y es la que guía al ser humano en fiestas. Es un cuerpo golfo y eso contagia.
Y a mi me cansa. Me refiero al desfile, que no a la golfería, aunque también.
Después de ver un traje no apto para abrazos efusivos, que bien hubieran podido dejar seis cornadas en el cuerpo abrazador, dada la cantidad de cuernos y pinchos que llevaba adosados, mi mente comenzó a divagar por otros factores.
Me fijé en los espectadores de la acera de enfrente y vi a Reme. Recordé que no era la primera vez que veía un desfile como este enfrente de ella, igual, bueno, con una diferencia. Aquellas veces ella estaba con sus padres y miraba con ojos curiosos e interesados de una adolescente. Esta, miraba con ojos protectores de madre a un imberbe jovenzuelo y a una correteadota niña.
También se posaron mis ojos, libres, en sus padres, que, sentados a la puerta de su casa, como en aquellas lejanas ocasiones ya no lucían la seguridad de personas maduras que les recordaba, sino la decencia de venerables ancianos que, rodeados de hijos y nietos cumplían la tradición anual.
Todos los desfilantes iban armados, incluso el señor de amarillo fosforito que, con las armas más actuales de todas y a la vez las más escasas, capazo y pala, cuidaba de que el señorío del desfile no se perdiera por las necesidades corporales equinas.
No sólo fue Reme y su desenlace lo que mis ojos miraron.
Los moros, pero no los del desfile, sino una pareja de hombres de Africa, inmigrantes que incrédulos y, sobre todo, no conscientes de que estaban asistiendo a un espectáculo, no a una recreación histórica, miraban anonadados la imagen que se reflejaba en el desfile. Esas caras de asombro de los protagonistas verdaderos siempre me ha llamado la atención y pocas veces ha faltado alguno para que yo observara sus gestos.
Volví a mirar el desfile y vi como aquellos contemporáneos míos que fueron los jóvenes de la comparsa ayer, hoy eran los hombres maduros, los maduros se habían convertido en ancianos apuntando a su retiro y nuevas filas, hijos de mis amigos, llenaban el hueco de los que en su día desfilaron como ancianos y alcanzaron ya su honroso retiro.
En fin, entendí que estaba viviendo una tradición, que mis hijos la vivirían indefectiblemente debido a su lugar de nacimiento, y me sentí integrado en ella. ¿Que sería de los moros y Cristianos sin espectadores como yo? Yo, ni procesiono ni desfilo, pero siento que la gente que lo hace es mi gente, y lo menos importante, los trajes. Porque una tradición para un pueblo va y viene en gastos y calidades, pero cuando la gente de un lugar se une para conseguir una meta crea unos lazos que no se desgarran como los vestidos.
No lo acabé, como casi siempre, pero me fui a cenar con el menor de mis retoños, (el resto de la familia participaba en el espectáculo), y con el sentimiento orgulloso de ser de Novelda, y de haber asistido a su día grande.
Felices Fiestas.
Vicente Sala completa la G2Handiak del País Vasco
El pasado fin de semana el noveldense Vicente Sala terminó la prestigiosa prueba de montaña G2Handiak, que se celebra en el País Vasco y está catalogada como una de las más duras a nivel nacional, con sus 88 km. y sus 6.500 m. de desnivel positivo.
Sala finalizó la prueba en un tiempo de 19:04 h. quedando en el puesto 76 de un total de 186 participantes que tomaron la salida, y donde finalizaron un total de 115 corredores, lo que deja patente la dificultad de dicha prueba.
La carrera transcurre íntegramente en el País Vasco, concretamente en la provincia de Guipuzcoa. El recorrido discurre por los parajes más distinguidos del interior de la provincia, adentrándose por hayedos y por robledales en los parques naturales de Aralar y Aizkorri. A su vez, se ascienden las cimas más elevadas de la zona como son Txindoki (1.346 m), Ganbo(1.402 m) y Aizkorri (1.528m) en la comarca del Goierri; Erlo (1.026m) en la comarca de Urola-Kosta; Izaspi (967m) en la comarca de Urola-Garaia y Hernio (1.075m) en la comarca de Tolosaldea.
Sala finalizó la prueba en un tiempo de 19:04 h. quedando en el puesto 76 de un total de 186 participantes que tomaron la salida, y donde finalizaron un total de 115 corredores, lo que deja patente la dificultad de dicha prueba.
La carrera transcurre íntegramente en el País Vasco, concretamente en la provincia de Guipuzcoa. El recorrido discurre por los parajes más distinguidos del interior de la provincia, adentrándose por hayedos y por robledales en los parques naturales de Aralar y Aizkorri. A su vez, se ascienden las cimas más elevadas de la zona como son Txindoki (1.346 m), Ganbo(1.402 m) y Aizkorri (1.528m) en la comarca del Goierri; Erlo (1.026m) en la comarca de Urola-Kosta; Izaspi (967m) en la comarca de Urola-Garaia y Hernio (1.075m) en la comarca de Tolosaldea.
El Novelda dice que sí, que quiere jugar en tercera
Tenían de tiempo hasta la una de medio día de ayer viernes para contestar a la Federación si quería seguir jugando en tercera división grupo VI. Un fax al filo de la una, se remitió desde Novelda a la Federación, diciendo que el Novelda quiere seguir jugando en tercera división.
Mucho movimiento en la trastienda. En los últimos 3 días los movimientos, gestiones y llamadas de teléfono han sido incesantes. Aunque hasta el jueves la intención era pedir la inclusión del Novelda en Preferente, ayer viernes y con los minutos pegados en el talón, se decidió contestar al fax de la Federación pidiento seguir jugando en tercera división.
Todos echan una mano. En estos momentos hay personas trabajando de forma activa en esta cuestión, como Antonio Carbonell y el propio concejal de deportes, Alonso Carrasco, quien está absolutamente convencido de que el Novelda salvará los contratiempos y permanecerá en tercera.
Nueva Junta Gestora. en los últimos días se ha constituido una Junta Gestora del club presidida por el responsable del fútbol base, Carlos Navarro, junto a un secretario y tres vocales. Ellos han sido los que han contestado el fax de la federación, diciéndoles también que se está conformando una nueva junta directiva que se hará cargo del club en los próximo días.
Deudas pendientes. En el fax que la junta gestora ha remitido a la Federación diciendo que quiere permanecer en tercera, también el club verdiblanco lo condicionaba a que la Federación acepte una propuesta de los pagos pendientes y que hascienden a 21.800 euros.
Entrenadores. Según ha podido saber esta redacción, el entrenador de la pasada temporada Galiana y al que el club tiene aún que finiquitar su contrato, no tiene intención de obstaculizar las gestiones que está realizando el club y que van encaminadas a fichar como nuevo entrenador a Riquelme, conocido por por la afición noveldense y vecino de Novelda.
Nueva junta directiva. Aunque Novelda Digital tiene conocimiento de los nombres que se barajan para la nueva junta directiva, no desvelamos sus identidades a petición de los protagonistas hasta que no se haga oficial y pública.
Mucho movimiento en la trastienda. En los últimos 3 días los movimientos, gestiones y llamadas de teléfono han sido incesantes. Aunque hasta el jueves la intención era pedir la inclusión del Novelda en Preferente, ayer viernes y con los minutos pegados en el talón, se decidió contestar al fax de la Federación pidiento seguir jugando en tercera división.
Todos echan una mano. En estos momentos hay personas trabajando de forma activa en esta cuestión, como Antonio Carbonell y el propio concejal de deportes, Alonso Carrasco, quien está absolutamente convencido de que el Novelda salvará los contratiempos y permanecerá en tercera.
Nueva Junta Gestora. en los últimos días se ha constituido una Junta Gestora del club presidida por el responsable del fútbol base, Carlos Navarro, junto a un secretario y tres vocales. Ellos han sido los que han contestado el fax de la federación, diciéndoles también que se está conformando una nueva junta directiva que se hará cargo del club en los próximo días.
Deudas pendientes. En el fax que la junta gestora ha remitido a la Federación diciendo que quiere permanecer en tercera, también el club verdiblanco lo condicionaba a que la Federación acepte una propuesta de los pagos pendientes y que hascienden a 21.800 euros.
Entrenadores. Según ha podido saber esta redacción, el entrenador de la pasada temporada Galiana y al que el club tiene aún que finiquitar su contrato, no tiene intención de obstaculizar las gestiones que está realizando el club y que van encaminadas a fichar como nuevo entrenador a Riquelme, conocido por por la afición noveldense y vecino de Novelda.
Nueva junta directiva. Aunque Novelda Digital tiene conocimiento de los nombres que se barajan para la nueva junta directiva, no desvelamos sus identidades a petición de los protagonistas hasta que no se haga oficial y pública.
Grandiosa entrada Cristiana
El jueves a las 9 de la noche se dio inicio al primero de los desfiles con la participación de las 8 comparsas inscritas en Novelda. El bando cristiano fue el protagonista, con su espectacular boato, en abrir el desfile. (Esta noticia contiene vídeo)
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En esta ocasión el desfile lo abrió el bando cristiano con su embajador, Jesús Ayala, seguido del Boato del Batallón Astur. El recorrido contó como buena asistencia de público.
La tribuna de autoridades estuvo al completo con la corporación municipal, encabezada por la alcaldesa Milagrosa Martínez, el concejal de Fiestas, Francisco Sepulcre, y la Bellea del Foc de Alicante, Raquel Sánchez, además de las Reinas de Novelda y resto de autoridades e invitados.
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En esta ocasión el desfile lo abrió el bando cristiano con su embajador, Jesús Ayala, seguido del Boato del Batallón Astur. El recorrido contó como buena asistencia de público.
La tribuna de autoridades estuvo al completo con la corporación municipal, encabezada por la alcaldesa Milagrosa Martínez, el concejal de Fiestas, Francisco Sepulcre, y la Bellea del Foc de Alicante, Raquel Sánchez, además de las Reinas de Novelda y resto de autoridades e invitados.
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Se crea el trofeo Isidro García al alicantino más rápido
Ayer tuvo lugar el LXI Trofeo Sta. Mª Magdalena de ciclismo con una participación de casi 100 corredores. Eric Valiente se alzó con el trofeo individual, Aitor Jiménez con las metas volantes, el Esetec-Crocs con el trofeo por equipos y Axel Costa con el Trofeo Isidro García, creado este año por la organización del evento.
(Galería de imágenes)
Como en los últimos años, el ganador, Eric Valiente (UPV- Bancaja), entró escapado a unos minutos del pelotón. La parte emotiva la puso Pilar García, hija del desaparecido Isidro García. El Club Ciclista Noveldense ha decidido crear este año el Trofeo Isidro García al corredor alicantino más rápido. Recayó en Axel Costa (Giménez Ganga Primoti).
Los 3 primeros ganadores de la carrera fueron: Eric Valiente (al igual que en la pasa edición), Adrián Rodríguez (GD Paco López- Beltan Tapi) y José Manuel Cayuela (Esetec-Crocs). Por equipos ganó el Esetec-Crocs, segunda posición para G-Sport Vlc Terra i Mar y el tercero para Coves de Sant Josep. En las metas volantes, el primer puesto fue para Aitor Jiménez, el segundo para Raúl Bosch y el tercero para José Javier Ripoll. El único corredor local fue Iván López, que entró en el puesto número 23 de la general.
Los trofeos fueron entregados por el concejal de Deportes, Alonso Carrasco, el concejal de Fiestas, Francisco Sepulcre, la reina de fiestas, Noelia Verdú y el director deportivo del CCN, Francisco Candela. El trofeo Isidro García lo entregó su hija Pilar García.
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Como en los últimos años, el ganador, Eric Valiente (UPV- Bancaja), entró escapado a unos minutos del pelotón. La parte emotiva la puso Pilar García, hija del desaparecido Isidro García. El Club Ciclista Noveldense ha decidido crear este año el Trofeo Isidro García al corredor alicantino más rápido. Recayó en Axel Costa (Giménez Ganga Primoti).
Los 3 primeros ganadores de la carrera fueron: Eric Valiente (al igual que en la pasa edición), Adrián Rodríguez (GD Paco López- Beltan Tapi) y José Manuel Cayuela (Esetec-Crocs). Por equipos ganó el Esetec-Crocs, segunda posición para G-Sport Vlc Terra i Mar y el tercero para Coves de Sant Josep. En las metas volantes, el primer puesto fue para Aitor Jiménez, el segundo para Raúl Bosch y el tercero para José Javier Ripoll. El único corredor local fue Iván López, que entró en el puesto número 23 de la general.
Los trofeos fueron entregados por el concejal de Deportes, Alonso Carrasco, el concejal de Fiestas, Francisco Sepulcre, la reina de fiestas, Noelia Verdú y el director deportivo del CCN, Francisco Candela. El trofeo Isidro García lo entregó su hija Pilar García.