Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

AL DOGMA, LO QUE ES DEL DOGMA

La pasada festividad de la Inmaculada Concepción, fecha en la que por cierto, celebré mis sesenta años de casado, mis bodas de diamante, ahí, en Novelda, (comida familiar en Cucuch previa misa en los Reparadores), me ha hecho recordar un reciente artículo de prensa, cuyo contenido podía mover a lastimosa confusión. Podía mover, no. Movía, de lleno.

Todo el mundo no es creyente, pero tiene derecho a estar informado. La Religión también puede ser cultura.

Desde la mayor consideración al compañero que leí con interés, posible amigo desde cuando él quiera, con toda la humildad de que, desde mi condición de creyente pueda revestirme, (¿quién soy yo para dar lecciones a nadie?), me agradaría contribuir a su orientación dogmática, independientemente de sus respetabilísimas opciones espirituales o religiosas, por el interés que, aunque solo sea desde el punto de vista intelectual, tiene la propiedad en los enfoques de las cosas. No dudo de su cultura. Aspiro, modestamente, a sacarle de un error.

Escribía el compañero a propósito de la Inmaculada Concepción, con cierto lacerante, para un creyente, laicismo. Y la relacionaba con “tener un hijo sin conocer varón” y con sus dudas de que esto fuera malo. Cuestionaba que fuera mejor tener un hijo sin contacto carnal. En otra parte manifestaba su respeto a la madre de Jesús de Nazaret “aunque para darlo a luz tuviera que tener relaciones con un hombre”….Sin perjuicio de lo que a uno la hagan sentir estas palabras, sentir y sufrir, en un contexto global traído por la festividad y noción de la Inmaculada Concepción de María, parecen desconcertantes. El dogma católico de la Inmaculada, por lo demás, eminentemente español y bastante reciente, no alude a cómo concibió María a Jesús, sino a las condiciones en que fué ella misma concebida por sus padres, sin la mancha del pecado original. El dogma de la Inmaculada Concepción, no tiene que ver nada con el de la Encarnación. Por aquel, María nace sin pecado original, no como todos nosotros, afectados por él, del que se nos libera por el bautismo. Por este, María, de visita a su pariente la vieja Isabel que está, vieja, sorprendentemente, en cinta, conoce por el ángel de la Anunciación, que ella tambien va a tener un Hijo, obrado milagrosamente en su vientre por el Espíritu Santo. Es cuando exclama la sorprendida joven de trece o catorce años, “¿Y cómo, si no he conocido varón? “

El 8 de Diciembre la Iglesia Católica no celebra que Jesús naciera sin intervención de varón, por tanto, de una Virgen. Celebra que Esta, para mejor y más honrosa manera de dar a luz a Dios, fué concebida (Ella), sin pecado original. No vale confundir la preñez de la Virgen con la de sus padres. Menos, a estos, Joaquín y Ana, con Adán y Eva. Reitero: Desde mi mayor consideración…

De modo que María, por especial concesión del Padre Eterno, nació purísima. Sin el pecado de Adán y Eva que a todos nos trasmiten nuestros padres. Repito que esto vale para quien crea lo que yo creo. Que luego, Madre de Cristo, y después de parirlo, de “infantarlo” como dice el Misteri, continuase purísima, es harina de otro dogma.

Lejos de mí la menor intención de sentar cátedra, Ejercito, humildemente, una de las llamadas en nuestro catecismo obras de misericordia: Enseñar al que no sabe. La Virgen no es Inmaculada por ser Virgen. Es Inmaculada porque no la manchó, al nacer, la culpa de Adán y Eva. Por el modo como fue concebida. No por el modo como Ella concibió. Es sencillísimo, pero mucha gente confunde y relaciona ambos dogmas. María es Virgen, después de alumbrar a Cristo. Y es Inmaculada, antes y después de su santa maternidad y con independencia de ella.

Da casi vergüenza advertir de cosas tan elementalmente evidentes. Pero los ámbitos de la ignorancia son enciclopédicos. Y es una pena que se ignore por españoles, compatriotas de los teólogos que más énfasis pusieron en que el dogma se consagrara, hace tan solo 146 años. Fue, casi, una imposición nuestra. De la Iglesia de los hijos de “la tierra de María Santísima”, que se dice. La Inmaculada Concepción alude a la concepción inmaculada. Aún no entra Cristo en la cuestión. Estamos situados a la altura temporal del comienzo del embarazo de santa Ana por obra amorosa de su marido san Joaquín. Cristo nacerá unos quince años luego, de la esposa de san José, por obra del Espíritu Santo.

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4 COMENTARIOS

  1. Tanto teorizar sobre el bosque y los árboles, no nos deja disfrutar ni de la sombra ni del paisaje. Si el mensaje de Jesús pierde sencillez, y lo convertimos en una tesis teologal, se diluye la verdadera misión de su venida.

  2. Tal como explica el Sr. Beresaluce, el Dogma de la Inmaculada Concepción se refiere a que Santa María fue preservada, desde el momento de su concepción, de toda mancha de pecado original, en orden a recibir en su seno al Verbo Encarnado.

    La Virginidad de Santa María se considera uno de los privilegios de Nuestra Madre. San Juan Damasceno, sobre tal privilegio, hace un célebre resumen: «Convenía, Dios podía hacerlo, luego lo hizo». Hablar de las conveniencia de la virginidad de María, antes, en y después del parto, pienso que rebasa el ámbito del artículo y de este comentario.

  3. «Todo el mundo no es creyente, pero tiene derecho a estar informado. La Religión también puede ser cultura»

    Una verdad como un templo. Que no seamos creyentes (yo no lo soy) no es excusa para la ignorancia. Para bien y/o para mal, la religión impregna nuestras fiestas, ritos y costumbres. Me parece una puntualización muy pertinente.

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