Art. de opinión de Laura Guillen Vicent

«Un siglo caminando por la universidad»

El próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se cumplen 100 años de la Real Orden de 8 de marzo de 1910 que autorizó el acceso de las mujeres a las Universidades Españolas. Hasta esta autorización, mujeres como Emilia Pardo Bazán, venían manteniendo una actitud de lucha constante por la educación de las mujeres.

La enseñanza estaba reservada al hombre en exclusiva, ya que partía de la idea de que la función que le correspondía a la mujer era la reproductiva y la de cuidadora.

Un siglo con las mujeres en las universidades significan avances y reivindicaciones, pero también un completo análisis a las desigualdades de género que siguen en la actualidad mantenidas en esta área.

En el resto del mundo, las mujeres empezaron a romper barreras y se fueron incorporando al mundo universitario a comienzos del siglo XX.
En nuestro país, antes de ese 8 de marzo de 1910, el número de mujeres que formaban parte de la comunidad universitaria era no más que un atisbo de representación femenina. En 1910 si eras mujer y tenías que asistir a clase, tenías que solicitar un permiso especial a las autoridades académicas. Para su concesión, se estipulaban medidas para “garantizar el orden del aula”, pues se tenía la creencia de que la presencia de la mujer en el aula podía alterar el orden de las clases.

El número de mujeres licenciadas en ese momento alcanzaba a 36 en todo el país. Si bien, ante esta situación, existía un derecho a la formación pero con muchas condiciones. Concepción Arenal, quien por querer aprender y ser parte de la sociedad del conocimiento, asistía a clase con disfraz de hombre para evitar ser objeto de discriminaciones. A lo largo de los años el número de mujeres fue creciendo e incorporándose a este espacio reservado hasta el 1910 para los hombres.

Pero, ¿desde cuándo formamos parte las mujeres de puestos de responsabilidad y gestión dentro de las universidades españolas? Estas esferas tardaron más en llegar. La primera mujer Rectora de una universidad española no existió hasta hace poco más de 25 años. Tras el avance de la incorporación de la mujer a la formación universitaria, las grandes restricciones giraban en torno al acceso a los núcleos de poder y gestión. Fue el siguiente reto.

Empezó a generarse un gran miedo infundado por parte de los hombres del momento que delimitaban la actividad de la mujer en el mundo universitario. Erradicar una sociedad patriarcal en dónde la mujer estaba dibujada para formar parte de las áreas más banales de la vida no era cuestión de órdenes o decretos. Se trataba de iniciar la movilización para el cambio social en la ciudadanía, argumentando la importancia de la formación para las mujeres y sobretodo de la libertad de elección de la misma.

Realizando un repaso sobre la representación de las mujeres en la universidad en esta última década, quienes representan más de un 60% del alumnado, obtienen en torno al 60% de las becas y más plazas también en puesto por oposiciones. Encontramos sin embargo, a pesar de estas cifras, que a medida que la mujer intenta avanzar hacia el ascenso, es cuando encuentra las discriminaciones, constatando con un 13% el porcentaje de mujeres catedráticas.

Otro asunto importante de análisis son las distintas opciones académicas que diferencian a hombres y a mujeres. Tradicionalmente las mujeres se han orientado hacia carreras pertenecientes a las Ciencias de la Educación y Humanidades, mientras que los hombres ha ido seleccionando el área de las Ciencias Sociales (Derecho y Economía) Ingenierías y Escuelas Técnicas Superiores. Esto confirma cómo en la sociedad se fueron creando profesiones típicamente masculinas y femeninas. En la actualidad aún se sigue manteniendo la elección de los estudios en relación de lo esperado de los hombres y de las mujeres. La razón de que en nuestros días exista aún un pequeño porcentaje de mujeres que eligen carreras Técnicas, radica en la concepción social de que ciertas profesiones se consideran tradicionalmente masculinas, de modo que las mujeres que escogen enseñanzas de tipo técnico creen que están transgrediendo un modelo socialmente establecido. Modelo basado en estereotipos y roles de género sin fundamentación y causantes de la distancia en las relaciones entre hombres y mujeres.

Hoy, después de 100 años de actividad reconocida en el mundo académico universitario no existe una participación igualitaria en todos los sectores profesionales. Además se añade la escasa representación de las mujeres en los ámbitos de la docencia y la investigación, lo que demuestra el desequilibrio latente en una sociedad como la española, que mantiene ciertas concepciones discriminatorias. Si no se produce un cambio efectivo y definitivo en actitudes e ideas machistas, difícilmente podamos compatibilizarlo con nuestros valores actuales democráticos.

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1 COMENTARIO

  1. Eyyy Lau, ahí estamos recordando el camino tan duro que hemos tenido (y seguimos teniendo). ¡¡¡FELICITACIONES PARA TI Y PARA INMACULADA POR EL GRAN ESFUERZO QUE ESTAIS LLEVANDO DESDE LA CONCEJALIA DE LA MUJER!!!

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