Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

LOS HIJOS DE LA LUZ

Y ahora pasemos, si no os parece mal, al mundo de los colores. De los hijos cromáticos que deja repartidos la luz sobre toda la naturaleza. De las tonalidades que perciben nuestros ojos, en su revestimiento de todo lo creado. De la realidad, esa cosa que vemos y tocamos, teñida cada porción, de su gama y matiz singular, de su vivacidad tonal, de su pigmentación divina. Empecemos por ella misma, de la que nos dicen que es blanca. Sin serlo, realmente, salvo en la recuperación hacia el espectro original, de regreso de su paso por el prisma, en la habitación que opera de cámara oscura. Ahí parece obrar como una pequeña vía láctea. Allí, el rojo, el verde y el azul se reintegran en lo que sale por la otra parte del prisma, un rayo blanco. Pero en la realidad de lo real, cuando el sol ilumina las cosas, la luz no es blanca sino incolora. Su mal considerada blancura sería, si acaso, la “claridad”. La claridad, tampoco tiene color pero si participara, en una hipótesis de trabajo, de alguno, este sería el blanco. Un blanco desvaído y transparente, si es que esto no fuera, otro disparate mental. La claridad es esa cosa que ocupa lo que antes era oscuro. La luz no tiñe de blanco los objetos, de una manera lechosa. Lo blanco de la luz es solo una manera de hablar. No hay luz blanca. Pero hay color blanco, que esa es otra…Y ese color no es hijo de la luz. No entra en los de su espectro. Y puede ser, en la cámara oscura, el de la suma tubular o envoltorio de todos ellos…Pero es real. Hay cosas blancas. Luego el color no es solo un componente de la luz. Lo es máximamente, pero hay colores puros que no viajan en ella. Como el blanco o el negro, que en relación con la luz, que no es su madre, solo representarían, si acaso, la falta de ella. El color de la oscuridad. Pero tampoco. Hay cosas negras en la naturaleza, en medio de su claridad, cuando no se está a oscuras. Y no son hijas de la luz o de su falta, aunque la necesiten para evidenciarse a nuestros ojos. Todo en la luz es bastante complejo. Y lo relativo a los colores no podía dejar, correspondientemente, de serlo también. La oscuridad no es un color. Es, si acaso, el color de la ausencia de la luz. Una carencia del conjunto de todos ellos. El negro es un color real, no hijo de la luz sino propio de algunas materias del planeta y situaciones del mismo. La oscuridad es la realidad sin luz. Y la realidad sin luz es lo más parecido a la irrealidad.

El blanco y el negro serían como las curvitas que abren y cierran el paréntesis de todos los colores, estos, si, puros, hijos de la luz y mezclados también, es decir, los puros impurificados y multiplicados artificialmente por el hombre. A partir del blanco se puede llegar al negro, sin intervención de ninguno de aquellos, de los originalmente luminosos, por sucesivas aproximaciones haciendo un recorrido por la gama de los grises, que son blanco con participación de negro, desde los suaves o perla a los medios, verdaderamente grises o los marengos, ya próximos a la entrada en la negrura oficial, a la que se puede acceder también extremando la oscuridad de los azules, las llamados ultramarinos.

El blanco ya hemos dicho que resulta, en la cámara oscura, de la vuelta del prisma, de la marcha atrás, agrupada, de los colores difundidos al pasar por el cristal. Podría pues, llamarse, la suma de todos ellos, regresados al conjunto espectral. Consecuentemente, el negro, en el extremo opuesto, sería su negación absoluta. La suma de la falta de todos ellos. La muerte del color. Por algo las sociedades humanas lo vinculan al luto, y visten de negro sus situaciones de duelo.

El negro es una ceguera que ve oscuro. Y el blanco, una paz agitada.
Ya metidos en esta insustancial pero sustanciosa materia, yo me entretendría ahora en el otorgamiento de carácter o personalidad a los distintos colores. Haciéndolos, en cierto modo psicológico, antropológicamente próximos a nuestras situaciones anímicas. Vivimos mucho en color. El color nos está integradísimo. Yo, ya lo he dicho cien veces, no me entiendo desconcernido por el azul. Es como una fijación de mi alma. Estoy, por dentro, teñido de azul. Pero volvamos a la propuesta.

Yo vería el azul como el color de la pureza. De lo limpio e incontaminado. De lo inmaculado de La Inmaculada. También llamada “Purísima”. Es el color de todas las cosas que me gustan y me hacen feliz. Me refiero al azul en general, a todos los azules, pero más que a ninguno, al claro, al celeste, al menos real o más falso, porque es el reflejo de otra falsedad, no tan falsa porque algunos mínimos fundamentos tiene (ciertas sustancias en el agua y ciertas algas al fondo), sin los cuales también sería azul) del azul del mar. También sería azul, repito, porque al agua la pone azul el sol cuando la ve reunida masivamente. Se viste de azul para él y gracias a su concurso. Color fresco, amistoso, suave y confortable. Color de la amistad, los ensueños, las metáforas. Nada azul podría estar encolerizado o ser hostil.

El azul es una emoción mojada.
Yo vería el verde como un pariente próximo del azul. Menos delicado y fino. Más rústico y elemental. Con más materia y naturaleza. Con menos sutilidad. Lo llaman color de la esperanza y según los hombres expertos en las cosas del espíritu, es color que pacifica, confiere dulzura al ánimo y lo templa y atempera. Que procura serenidad. Rodeado de verde se está como junto al azul, sosegadamente feliz y sintonizado con la vida y el universo. En armonía con la naturaleza. Casi como entre lo azul. Si no hubiera cosas azules, que, en realidad, no las hay casi, pocas flores, escasas gemas y nada más y, sin embargo, toda mi envoltura mediterránea azul, real o falsa, azul de la luz, luz azul, (siempre andamos igual, alrededor de los dos términos del binomio palindrómico genial), uno tendría que centrarse en la amistad de las que son verdes. El verde es como un respiro de un aire amigo y saludador.

Yo veo al amarillo como un color relativamente apacible también. Con una apacibilidad que ya tira un poco hacia la estridencia. Hace pensar en un verde lastimado y casi enfermo. En un verde preocupado o sujeto a cierta suerte de fastidio. Un verde triste, con sabor a ocaso. Color emparentado con lo dorado, esa forma de esclarecimiento, brillo y realce, inventada por los hombres para encumbrar lo valioso y solemne, la casi sagrado, tal vez por su parentesco con el oro, una convención metálica de valor y precio, más por su escasez que por sus propiedades. Lo dorado es propio de la majestad, de la autoridad, del poder y de lo santo y casi divino. Todas las coronas, honor máximo indumentario de las personas y distinción orlada de los santos, son doradas. Pero esta es cuestión no cromática sino financiera, basada en el valor “en metálico” del metal en cuestión. Nada colorista en su apreciación o precio. El oro es una sustancia escasa y preciosa. Un metal con el que le dio a los hombres por adornarse y revestir sus ansias de superioridad o exhibición de poder y riqueza.

El amarillo es una angustia dorada.
Para mí, el naranja, un amarillo en grado de exaltación, sería, a la vez, un rojo atenuado. Un rojo amarilleando. Un rojo menos encolerizado y bilioso. Un rojo descansando de su extremosidad, relajada, en cierto modo, cayendo hacia el amarillo. Entre el amarillo suave y el rojo exaltado, el naranja parece una estación intermedia, un balneario de recuperación. Un sitio para que el rojo amarillee. Una fase previa entre el hacia arriba, rojo y el hacia abajo, amarillo.

El rojo es el color del carácter exaltado, de la personalidad irritada, del ánimo en tensión. De la rabia, la ira, la congestión. “Bermello venía ca era almorçado; en lo que fabló habíe poco recabdo.” Se dice en el cantar del Mio Cid, a propósito de un protagonista imprudente, con el carácter enrojecido por la ingesta excesiva y reciente. El rojo es un crimen de agua mala.

Solo se puede odiar en rojo, como solo se puede amar en azul y como es frecuente esperar en verde.
El violeta es un azul tranquilo, desmotivado. Un azul entristecido, mohíno, venido a menos. Una morriña o nostalgia del azul. Es sencilla y humilde la tímida tristeza del violeta. Melancólica y dulce. Como una afligida sensación de pérdida del azul. El morado es un violeta que se lo ha tomado en serio. Que ha llevado muy lejos la pasión de su tristeza, conduciéndola hasta los límites de la amargura.

El violeta es una lágrima azul envejecida. Y el morado una culpa arrepentida. Un olvido olvidado.
Los colores mezclados tienen poca dignidad. Si excluimos el rosa, en el que se dan raras circunstancias que lo distinguen de todas las otras tonalidades de filiación combinatoria. Los puros los hace Dios. Los mixturados, los mezcla el hombre.

Con el rojo y el azul se puede lograr un marrón, color de lo seco, podrido, descompuesto y excrementicio. Con el negro y el blanco, ya se ha dicho, una infinita gradación de grises, esos colores que casi no lo son , como no es casi nada cualquier cosa que se califique de gris, sinónimo de a medias, sin terminar, amorfo y hasta, propiamente, incoloro. El color de la falta de significación. Despersonalizado.

El arco iris no da colores mezclados. Los procura puros, como los hizo Dios. Es el hombre el que mezcla los colores. Como si no estuviera suficientemente satisfecho con los del espectro, todos puros, limpios y auténticos. Como si fuera preferible ampliar la gama, crear tonos nuevos, movilizar matices. Enmendarle la plana a Dios. Crear entre lo creado, recrearlo, rebajándolo o subiéndolo de tono o llegando a cromatismos distintos e imprevistos. Haciendo colores que no existen, en probaturas atrevidas, jugando a Dios. No obstante, con el blanco y el rojo podemos dar con un color que tiene entidad, que es digno, que vale la pena. Tiene carisma, es dulce y tonificante. Mereció no olvidársele a Dios. Es el color de muchas flores y de la vida en su principio, el de la carne del niño y la doncella. El rosa, el color propio de muchisimas cosas hermosas de la vida. No figura entre los del espectro y, para mí, no habría estado, en absoluto, de más, entre los diseñados y concebidos por el Creador. No puedo pensar en un descuido de Dios. “Dios no juega a los dados”, que dijo don Alberto, ni se equivoca nunca. Ni siquiera en cuestiones de matiz. No obstante, insisto, pienso que el rosa merecía haber estado entre la familia de los puros y elementales. Mejor que el violeta. Porque tiene hermosura y encanto. Porque hace bien al hombre. Lo rosado sintoniza con situaciones todas buenas de felicidad, confort, estabilidad y gracia. Procura dulzura. Se habla de sueños rosados. De días rosados. Había una hermosa canción francesa que se titulaba “ la vida en rosa”. Se habla de la rosada juventud, de los rosados años…

El rosa es la caricia de una brisa viva. La bondad es azul. La tolerancia, verde. La enemistad, roja. La pena, violeta. El dolor, morado. El luto, negro. La paz, blanca. La ambigüedad, gris. El asco, marrón. La aflicción, amarilla. La dulzura, rosa.

Por mi orden de aprecio, los colores serian azul, rosa, verde, amarillo y violeta. Dentro del paréntesis que abren y cierran del blanco y el negro. Y, no puedo evitarlo, encontraría una cierta vinculación familiar con el azul, con mi azul, al blanco, que parece, casi, un inicio hacia el azul (antes las mujeres blanqueaban la ropa lavada con un poco de azul vertido en el agua) y con el negro, en el que tendría su culminación hacia la extremosidad en lo intenso. Repito que el azul, el primero, el más amado, el más relacionado con la capacidad de goce de mis ojos, el que mejor responde a la necesidad de color de mi alma. A mi amor por el color. La obsesión ambiental de mi circunstancia universal.


Concierto de Santa Cecilia

La Unión Musical la Artística celebró en el auditorio del Centro Cívico y Social su tradicional concierto en honor a Santa Cecilia. El acto acogió a los nuevos músicos de la banda de educandos y a los que se incorporan a la banda de los mayores. (Esta noticia contiene vídeo)

(Galería de imágenes)

(Ver revista 2010 con el curriculum de las nuevas incorporaciones)


El acto se inició con la presentación de los nuevos miembros de la banda de educandos de la Artística, bajo la dirección de M. del Rosario Soria Navarro, que interpretaron: Fandango fantasy de Hans va der Heide, el Concierto en fa Mayor de Andrés Martínez, estreno, en el que participaron como solistas Javier Buendía al clarinete y Andrés Martínez al saxo soprano, Gulliver’s Travels de Bert Appermont y Comedians’ galop de Dmitri Kabalevsky en el que también participaron los alumnos de la Escuela de Música.

En la segunda parte le tocó el turno de la Banda titular de Sociedad dirigida por José Antonio Llinares Igual. En este concierto se incorporaron a la Banda cinco nuevos componentes: Claudia Galiano Segura (Flauta), Marina Navarro Beltrá (Flauta), Silvia Cremades Alted (Clarinete), Noelia Lozano Rico (Saxo alto) y Lourdes Mestre Amorós (Percusión). En esta segunda parte la Banda interpretó el pasodoble Música i Poble de Ferrer Ferran, Oscar for amnesty de Dirk Brossé, que contó con la magistral intervención de Maite Puerto como narradora, y Tintin, Prisoners of the Sun también de Dirk Brossé. Al finalizar el concierto se realizó la tradicional cena de hermandad de todos los músicos y socios que así lo desearon en los Salones Palacios de Novelda.

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Art. de Claudio Rizo Aldeguer

¿NO ES MÁS MUERTE QUE LA MUERTE?

Un hilo de baba líquida se derrama por la comisura de sus labios. Sus ojos miran alrededor, tiemblan de miedo, de impotencia, y apenas puede emitir un sonido sordo que a nadie llega en un vacío cruel. Al poco aparece la asistenta. Le limpia la boca, encajada entre salivas que actúan de cemento en sus labios, y le dedica una sonrisa abierta a la que nunca corresponde. El gesto de ese hombre delata la irreversible quietud de un cuerpo que transita por las tinieblas de la dependencia, al modo de una figura sujeta a los cables de una tramoya que la tienen maniatada. Y su voz, cada día más hilo quebradizo, llora en silencio palabras que se estrellan en la estulticia, en la moralina de una sociedad hipócrita y pacata con el «más allá».

La asistenta ya reconoce y lee en sus párpados: tanto tiempo a su lado le han conferido capacidades intelectivas que sólo ella entiende, como si entre ellos dos se hubiera creado un sistema de símbolos y expresiones que configura un lenguaje nuevo y exclusivo. Le está diciendo que se ha orinado, que se ha vuelto a orinar. Sí. Es la tercera vez en la mañana. Y comprueba que hasta los camales del pijama han adquirido una tonalidad oscura y viscosa que lo atrapa como una tela de araña inmensa de la que no se puede salir. Hace 15 años su coche se empotró secamente contra un árbol…; iría hablando de fútbol, escuchando una canción o, quién sabe, planeando con su chica una cena inolvidable. Un giro de una crueldad innombrable le dejó clavado, hincado a la Tierra, sobre el metro y medio de una cama inerte y sin alma. Su novia salió ilesa. Milagrosamente, magulladuras, raspaduras y un fuerte golpe en el brazo fueron las solas señales del accidente. Al año lo abandonó. Huyó. Asistir a su decadencia progresiva fue también para ella un cadalso insoportable. Pero ella sí podía correr…

¿Hay un mundo mejor? –se interroga-. No importa la respuesta. Nadie está dispuesto a liberarlo de las argollas del sufrimiento… Escucha razones: “La vida es un regalo, un don que no siempre se sabe interpretar; hay designios que deben ser aceptados como prueba máxima de Amor.”, escucha decir a un cura entrado en carnes, mientras le desliza suavemente la mano por su frente y lo mira con condescendencia. “Aunque nada hubiera tras la vida –diría si pudiera-, ¡mejor el desenlace de esa nada que la consciencia agonizante de saberte muerto!”. Ya no puede más. No quiere poder. Ni la paciencia ni la esperanza ni la súplica ejercen de consuelo a un corazón que bombea dentro de un caparazón sin aire. Hace demasiado que sus ojos sólo siguen de lejos el movimiento de quienes le visitan: sobrinos que, contemplativos, preguntan por qué su tío no los acaricia, no los impulsa a los cielos ni les compra helados en verano; o la desolación rota de unos padres que caminan alrededor de su lecho la peor condena: ver la degradación paulatina, milímetro a milímetro, segundo a segundo, del hijo que un día les sonrió y les dijo, “Os quiero”.

Tiene 40 años. Y ha vivido 25. ¿Llegará a estar más tiempo muerto que vivo? Sólo el hombre sabe cuánto y por qué alargar una agonía sin retorno, mientras las justificaciones religiosas opacan un dolor amigo del infierno, de ese fuego que todo lo corroe, todo…, excepto la consciencia de saberse para siempre ardiendo, sin fin. La condena para un inocente que ni el derecho a un último «vuelo» se le concede; un inocente que calla, calla, calla…


El juzgado previsto para Novelda se aplaza 6 meses

La Consellería de Justicia de la Generalitat Valenciana pidió al Ministerio de Justicia que se aplacen hasta el 30 de junio los juzgados previstos abrir antes del próximo 30 de diciembre.

Un total de 15 juzgados entre los que se encuentra el nº 4 para Novelda, se aplazan al 30 de junio a petición de la Consellería de Justicia. El motivo argumentado por la Consellería es la dificultad de ubicación y presupuestarias para poder abrirlos este año.

La Orden del aplazamiento se ha publicado el pasado viernes en el BOE. Por tal motivo el juzgado previsto para Novelda y que en un principio tendría que abrirse antes del 30 de diciembre, pasará a tener un nuevo plazo de apertura hasta el 30 de junio.

Recordar que el pasado viernes 19, los trabajadores de los juzgados de Novelda, llevaron a cabo una manifestación en las puertas de la instalación para exigir más trabajadores y la apertura del juzgado que se ha pospuesto al 30 de junio. (Ver noticia relacionada)


Rosa Mary Rizo Martínez, Psicóloga

DECIR ADIÓS: EL PROCESO DEL DUELO

Hace unos días celebramos la festividad de Todos los Santos y recordamos a todas las personas que ya han fallecido. Pero lógicamente, recordamos con mayor emoción a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros.

El 1 de noviembre es una fecha difícil para quienes han perdido recientemente a alguien y que todavía se encuentran en el proceso del duelo. Pero, ¿qué es el duelo? El duelo es el proceso psicológico natural que seguimos las personas ante cualquier pérdida. Es el estado de pensamiento, sentimiento y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona o cosa amada y que se asocia a síntomas físicos y emocionales. La persona que ha sufrido la pérdida necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal. Éste tiempo es lo que constituye el DUELO.

El proceso del duelo sigue cuatro fases o tareas:

1. ACEPTAR la realidad de la pérdida y no negarla.
2. SUFRIR pena y dolor emocional porque no volverá a ver a su ser querido.
3. AJUSTE al medio sin la persona desaparecida adaptando su vida a esa realidad.
4. FOMENTAR emociones hacia otras relaciones que todavía permanecen.

¿Cuándo finaliza el duelo? No se puede precisar con exactitud temporal, pero el duelo termina cuando las tareas del proceso han sido finalizadas. De uno a dos años es la fecha más aceptada. El hablar de la persona desaparecida sin dolor es un indicador de que el duelo ha terminado. Hay personas que nunca completan el duelo, reapareciendo la pena de vez en cuando.

¿Qué podemos hacer para ayudarle? Existen cuatro acciones que podemos intentar para ayudar al doliente a resolver el duelo:

-Aumentar la realidad de la pérdida con el fin de que vaya aceptándola.
-Ayudar al doliente a expresar su afectividad ya sea positiva o negativa con el fin de que no reprima sus emociones.
-Ayudar a vencer los impedimentos que evitan el reajuste después de la pérdida, resolver todas las barreras que le impiden rehacer su vida sin la persona perdida.
-Estimular para decir «adiós» al fallecido y sentirse confortable en la nueva situación.
Sin embargo, el duelo no siempre se resuelve de forma natural y espontánea. Es en estos casos en los que el duelo no resuelto requiere atención especializada para superar todas sus tareas.

C/ Maestro Segura nº 1, Novelda, Tf. 965 606 044 / 607 683 714


Agenda Cultural y Deportiva del fin de semana

Como cada semana ofrecemos una relación de todos los actos lúdicos que se ofrecen en nuestra ciudad a lo largo de todo el fin de semana para que no tengamos que salir en busca de cosas que hacer en nuestro tiempo libre.

Viernes día 26, de 8 a 14’30 h., en el Auditorio Municipal (Centro Cívico y Social), II Trobada “Obrim una finestra al Món”. Organizado por la Concejalía de Medio Ambiente.

Sábado día 27 de 10:00 a 12:30 horas en el Centro de la Tercera Edad Francisco Alted Palomares (C/ Alicante), valoración de los Presupuestos Participativos.
A las 19 h., en el Auditorio Municipal (Centro Cívico y Social). Concierto en honor a Santa Cecilia, a cargo de la Unión Musical “La Artística”.
21 h.Jardines Cucuch. Fiesta Bienvenidos a los 70.

DEPORTE

En fútbol, la Peña Madridista se enfrenta el sábado a las 18.15 h. en casa contra el Cieza Roldán. Por su parte, los infantiles de la Peña se enfrentan el sábado a las 10.30 h. en Pilar de la Horadada al Horadad FS. El C. F. Noveldense jugará en el “Manolo Maciá” el sábado a las 16.30 h. contra el At. Santa Pola. Por último, el Novelda C.F. jugará contra el Villareal C el domingo a las 17 h. en el Campo Municipal “La Magadalena”.

En baloncesto, los equipos sénior masculinos y femeninos del CB Jorge Juan se quedan este fin de semana en casa. Ellos se enfrentan el domingo a las 17 h. contra el Joventut La Caixa Xàvia y ellas el sábado a las 16.30 h. contra el Innova Mutxamel.

OTRAS ACTIVIDADES

En el Teatro Princial de Alicante se representa este fin de semana la obra de teatro “El Brujo”, de Fernando Quiñones.

No olvidarse de votar por teléfono o sms a la Coral Vinalopó el sábado por la noche en el programa Cantem de Cor de Canal Nou

II Edición de las jornadas “Obrim una finestra al món”

El Centro Cívico de Novelda acogió ayer un encuentro de institutos de la comarca bajo el lema “Obrim una finestra al món”, donde se trataron temas ecológicos y se conocieron nuevas culturas. (Esta noticia contiene vídeo)

El objetivo es que los jóvenes aprendan la necesidad de conservar el medio ambiente, del reciclaje, y sobre todo, del respeto a la naturaleza y a los bienes del planeta. También se trataron temas culturales, aprendiendo las costumbres de otros lugares como el Sáhara. De esta forma, los jóvenes tomarán conciencia y aprenderán a ser más transigentes.

José Manuel Amorós comenzó la jornada con una charla en la que explicó a los asistentes los problemas que genera la contaminación y las posibles soluciones que se pueden aplicar a nivel individual.

El alcalde de Novelda, Mariano Beltrá, estuvo presente junto a los concejales de Medio Ambiente, Francisco J. Martínez y el concejal de Turismo, Sergio Mira. Beltrá se dirigió a los jóvenes y les animó a interesarse por las diferentes culturas y los temas ecológicos.

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Cambio semestral de estacionamiento en Novelda

La Policía Local avisa de que el próximo día 1 de diciembre tendrá lugar el cambio semestral de estacionamiento en las calles de la ciudad que así lo tienen señalizado.

El cambio empezará a las 6 h. de la mañana y continuará durante todo el día. Asimismo, se solicita a la población que tenga en cuenta el lugar de estacionamiento para no entorpecer la circulación del resto de usuarios.

Esta medida permite que no siempre se aparque en la misma acera de las calles, evitando la consecuente molestia para los vecinos.


Esta noche a «votar» a la Coral Vinalopó

Esta noche Canal Nou emite la gran final del concurso Cantem de Cor, donde la Coral Vinalopó participa como finalista. Desde la Coral se pide la participación del público Alicantino en general y de la comarca del Vinalopó en particular, para que por mediación del teléfono y el sms voten a su favor.

Ahora sí que sí. La Coral del Vinalopó ha conseguido estar en la gran final donde está en juego el premio del programa de Canal 9. Esta noche a las 22 h. será la gran final y, si consiguen estar entre los dos mejores, jugarán una final en la que la decisión del público será la única válida.

Después de muchos meses de ensayos, viajes a Valencia y mucha ilusión, “Cantem de cor”, el programa de Canal 9 que pretende encontrar al mejor coro de la Comunidad Valenciana, llega a su fin. Y lo hace en una final más que impactante. Solo tres corales han conseguido llegar hasta aquí después de la semifinal del pasado sábado: el Cor Centre Artístic Musical de Bétera, la Coral Sant Jaume de Vila-real y la Coral del Vinalopó. Uno de estos coros tendrán que decir adiós después de la votación del jurado, y los otros dos se verán las calas en el duelo final. El ganador del premio de 13.000 euros lo decidirá el público a través de sus votos por teléfono o SMS.

Juan Luis Vázquez, director de la coral, explicó la mecánica del programa y pidió la colaboración de los vecinos de la comarca para conseguir el primer premio. Y es que solo los primero obtendrán dotación económica, valorada en 13.000 euros.