Art. de opinión de Luis Beresaluze Galbis

CHILLIDA AL OTRO LADO Y…MÁS ACÁ

Al otro lado. En un nuevo espacio, el que esperaba, justo, a este vasco ilustre, con perfil de vasco, cejas de vasco, mentón de vasco, cráneo de vasco, vasco hasta la médula. Se nos fue el hombre que forraba espacios, que vaciaba materias, que buscaba el hueco de lo lleno, de lo rodeado de aire, para encontrar el suyo, el otro, el de Chillida, en su interior. En su gran taller del horizonte, el aire se contenía en el espacio. El aire, “lo más profundo”, según Guillén y él mismo. En su forja planetaria y telúrica, la brisa daba besos a la energía despeinada. Besos de hierro al rojo, de granito roto, de hormigón pacífico. Hombre de lo elemental y fuerte, la madera, el granito, el hierro, y del papel y el carboncillo, dibujador de las más bellas manos, de la familia de Picasso y Miguel Angel. No tuvo tiempo para vaciar aquella montaña canaria y esculpirla de vacío, por dentro, comunicando al sol y la luna por sus estancias ahuecadas. Llenarla de la belleza de sus ausencias materiales. Experiencia plástica descomunal, digna de un escultor titánico, humildemente grandioso entre la magnitud. No importa. En su cielo de hierro, no encontrará trabas burocráticas, políticas ni ecologistas, para esculpir las nubes como aliento de Dios. Chillida el de la materia. Chillida el del volumen. El que peinaba el viento. El que ponía de pié el hierro entre lo verde. El que levantaba prismas de acero retorcidos y enamorados en el centro de tanta plaza universal, haciendo romántico lo denso, sensible lo pesado, delicado lo inmensamente inerte, casi etéreo lo dotado de masa hasta la casi brusquedad. El hombre fino de los materiales duros. El artista recio, fuerte, que hacía sinfonías con el hierro y poemas con la piedra. Dios lo recibiría, en una gloria de elementalidades geométricas, donde volumen, forma, espacio, ligereza, frescura y densidad, serán la misma y única cosa. Y tendrán sus 90 grados, tendiendo a sus 360. Los que él quería. El universo celestial de Eduardo Chillida. La Gloria de su gloria de trabajador con el corazón y las manos. Un vasco grande.

Chillida, que había sido portero de la Real Sociedad y a quien apartó de los céspedes un choque violento con un futbolista creo que llamado Sañudo, (las palabras siempre tan expresivas) cambió al deporte tremendo de la lucha acariciadora con la materia en sus más ásperas expresiones. Todo grande y a lo grande. Impresionantemente digno de las perspectivas previstas. Cuando murió, hace pocos años, andaba, decía, preocupado, técnicamente, con el tiempo. Con el tiempo como noción estética y plástica, independientemente de sus connotaciones filosóficas (Heidegger). Con el tiempo que tanto abstrajo a nuestro Azorín. Con el tiempo en y desde la escultura. El tiempo y el espacio y la masa. Realmente, los elementos de la relatividad de Einstein. El tiempo que se invierte en recorrer una distancia, una porción de espacio, por la luz, otra de sus obsesiones de la realidad. Y la masa y la idea matemática del cuadrado potencial, de la multiplicación por sí mismo. Sabio, preocupado, creador e inquieto vasco. Y valiente y razonable y pacífico…Un lujo personal…Y un amigo menos…

Todo esto en el Cielo y la reciente historia. Porque aquí y ahora, parece que a primeros de 2011 se va a cerrar su Museo de Leku, en Hernani, por dificultades económicas. Ya hay anunciado un ERE para sus 27 empleados. La familia, no puede más. Ahora entrarán en negociaciones con las instituciones vascas, para restaurar las cosas. Que estas hayan estado desvinculadas del importantísimo proyecto y realidad, se me hace incomprensible tratándose del más grande artista vasco del siglo XX. Con la insensibilidad general y la crisis, no contaron ni Chillida primero, ni luego su familia. Dan ganas de llorar. Sin duda, el más importante museo vasco en la actualidad. El del artista que se preocupaba de los vacíos en la masa material. A mí me preocupa mucho más el vacío de valores de la masa social. Que haya que cerrar, a los diez años de inaugurado, el Museo Chillida Leku, aquel potencial de belleza a la intemperie, clama al cielo; no clama, chilla, desde donde él, en su santa humildad, se hará cruces. Enormes cruces de acero en el hondón de su alma, entristecida, si es que en el cielo se puede estar triste. No lo consienta Dios, todo misericordia. Perdónalos, gran Eduardo. No saben lo que hacen…

Otras noticias de interés

6 COMENTARIOS

  1. Enorme artículo, Luis. Enorme, vertical, veloz, crítico, lúcido… sin respiro. Excelentemente puntuado. Armónico. Casi musical.

    Felicidades. Así da gusto.

    Un abrazo.

  2. me ha gustado tu articulo, estoy de acuerdo con las opiniones anteriores. Felicidades.. Maria.

  3. Como siempre, excelente artículo. Despuésde los adjetivos de mi hijo, que comparto, me quedo sin palabras. Es una pena que semejante templo de la cultura tenga que cerrarse por dificultades económicas. Deseo fervientemente que las instituciones públicas, sean vascas o no, remedien semejante desaguisado. Un cordial saludo.

  4. Felicidades.
    En mi opinión Chillida habría sido grande, aunque hubiera nacido en Tobarra, Albacete. En tal caso costaría decir que es un albaceteño grande, o quizás no.
    El tiempo que tanto le preocupaba al final de su vida le ha jugado una mala pasada a su legado; el arte y la economía no siempre hacen buenos negocios. Es una lástima como la del vacío de valores. Así nos va.
    La histriónica y bíblica imagen final en la que conviertes a Eduardo en dios y a usted en su hijo crucificado me parece genial.
    Enhorabuena y feliz 2011.
    Charly, el amigo de tu hijo.

    P.D.Por cierto, no es justo que no te dejen publicar en el Betania, ni a ti ni a Charo.
    Creo que el director debe estar por encima de las ideologías y los prejuicios.

  5. Pues si señor Galbis, así nos vemos.Dejemos caer una lágrima por la cultura también.
    Dos, mejor dos lágrimas, una por Chillida y otra por el comienzo de las privatizaciones de bibliotecas públicas, la primera en Alcalá de Guadaira.
    Duele en el corazón de los que no disponemos del suficiente dinero para pagar nada ver como el sistema en el que vivimos , que prima los beneficios ante todo, nos priva del bien mas escaso, la cultura.
    Si el museo de Chillida tiene que cerrar ¿Que duraran la bibliotecas abiertas?¿Y a que precios sacaran los libros los desgraciados inquietos por leer lo que no pueden pagar entre los que me cuento?
    Buen artículo Sr Galbis, tratando un tema importante con mucho estilo, tanto estilo como el del artículo «Mal encaje» que usted nos regaló días atrás y que me pareció magnífico, aunque no entré a comentarlo.

Los comentarios están cerrados.

7,727FansMe gusta
2,647SeguidoresSeguir
2,764SeguidoresSeguir
4,460SuscriptoresSuscribirte

últimas noticias

COMENTARIOS RECIENTES