Art. de opinión de Francisco Penalva Aracil

LOS PECADOS CAPITALES

Los famosos siete pecados capitales es decir: La pereza, soberbia, gula, lujuria, avaricia, ira y envidia, son solo según dicen los entendidos, una idea genial de San Gregorio el Magno, al que mas tarde lo nombraron Papa con el nombre de Gregorio I , posiblemente por su gran invento para continuar dominando a las pobres gentes de aquellos miserables tiempos. También se quería capitalizar –de hay su nombre “capitales”- o lo que es lo mismo utilizar en beneficio propio, una acción o situación ajena.

Estos mal llamados pecados capitales, solo son reacciones naturales propias del comportamiento del ser humano, que nunca dejara de ser un animal racional, aunque no siempre.

Y es que aquel “avispao” Papa, descubrió posiblemente practicándolos, que aquellos bajos instintos del hombre según el, se podían utilizar para contraponer como buen católico. Frente soberbia la humildad. Frente avaricia generosidad. En contraposición al gran pecado de la pereza diligencia. Fente la lujuria castidad. En definitiva ser humildes, generosos, trabajadores y castos. Para que fueran sumisos, fáciles de manipular y atemorizar.

Y yo digo habrá algo mas instintivo que como se sabe es seguir por instinto, un conjunto de pautas de reacción, que contribuyen a la conversación de la vida del hombre y la mujer. Como los deseos y necesidad, de comer y beber, aunque en ocasiones sea de forma desordenada. Igual que aquel que nos da tanto placer, de fornicar o hacer el amor. O ser avaricioso, tan necesario para conservar lo que tienes y muchas veces te ha costado tanto de ganar, sobre todo serlo en aquellos tiempos antiguos de miserias, en los que muchos iban por la calle con un mugriento morral a sus espaldas, que contenía sus humildes pertenencias, cierta avidez en esa situación estaba justificada porque entre el hambre y la necesidad tenias algo tuyo dentro del morral, que protegías como oro en paño. Y que decir de la soberbia o el orgullo, tan necesarios para tener bienes, y en muchas ocasiones motor de la existencia. O sobre ese pecado de la pereza tan castigado solo, porque la tristeza de ánimo según ellos, nos aparta de las obligaciones espirituales y divinas. Todos los seres vivos tienden a no malgastar energía si no hay un beneficio. Y la envidia sana porque existe; aquella blanca y limpia, que nos lleva a apreciar de una forma honesta, y a sentirnos atraídos por cosas buenas como la belleza física y de carácter de los demás.

Hay una canción antigua que muchos recordareis gratamente que decía: “Tengo envidia de tus besos / tengo envidia del pañuelo / porque yo te quiero tanto que mi envidia es tan solo amor”. Envidiar ese pañuelo que lleva anudado al cuello y desear ser el, para rozar la piel de la mujer de tus sueños; habrá algo tan romántico como esta declaración de amor. Todo es así de sencillo y en la sencillez esta la virtud.

El actual Papa descendiente de aquel Gregorio I y que también como el, tuvo una época de inquisidor, amplio esos pecados capitales hace muy poco en el año dos mil ocho, a los siguientes: Contaminar el medio ambiente. Provocar injusticia social. Causar pobreza. Enriquecerse hasta límites obscenos. Beber alcohol y consumir drogas. Por estos nuevos pecados infinidad de gobernantes del mundo por no decir casi todos, irán al infierno. Además de los mas ricos, los pobres borrachos y los desesperados drogadictos, o sea que el infierno lleno. Eso si a estos nuevos pecadores, no se les aplicaran aquellas horribles torturas con las que se castigaba afortunadamente hace ya mucho tiempo. A los que pecaban de lujuria se les asfixiaba en fuego y azufre. Los de gula tenían que comer ratas, sapos y lagartijas.

El castigo a los perezosos, era meterlos en una fosa de serpientes. Pero quizá el peor tormento fuera, el que se aplicaba sin piedad a los iracundos pecadores de ira, era el desmembramiento, por ser rebelde, la actitud menos aceptada y reprimida de las religiones.

Yo en mi tierna ingenuidad me pregunto: Si de pronto apareciera Dios en la tierra -si es que existe- y considerara como así seria, porque en lo único que creo es, en que Dios es amor, que fueron inhumanas y salvajes, todas estas torturas, al no ser pecado mortal el motivo por el que las padecían. Así como totalmente inaceptables las manipulaciones, mentiras interesadas, y calumnias, lanzadas a través de los siglos por parte de sus seguidores, y dijera de sacar del infierno a los que están allí, por los pecados capitales. Que justicia divina o de las otras, compensaría a estos millones y millones de personas del castigo recibido.

Dentro de poco llega a España el Papa Benedicto XVI para celebrar la jornada mundial de la juventud. Solo un deseo, que no defraude a los jóvenes que irán verlo y escucharlo que será fácil, pero sobre todo a los que no van a ir a verlo pero posiblemente si le escuchen.

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2 COMENTARIOS

  1. Me cuentan amigo Penalva que todos somos pecadores pero al parecer unos más que otros.
    Y es que el pecado entendido en la tradición cristiana como una ofensa a Dios se ha relativizado mucho en este mundo hedonista y adicto al consumismo más exacerbado en el que impera la globalización económica.
    Por ello el pecado ya deja de ser algo puramente individual en nuestra relación con Dios para tener trascendencia social,se diluye en el comportamiento colectivo, de la masa social.
    Dice el Papa Benedicto XVI que en este mundo secularizado se está perdiendo » el sentido del pecado».La gente va más a los estadios de fútbol y al Bingo que al confesionario y así no podemos ir bien.
    Por eso la Iglesia se apresta a considerar ya que los sietes pecados capitales que nos abrirán las puertas del infierno no son suficientes y que otros comportamientos más propios de los tiempos en que vivimos y no de la época del Papa Gregorio I nos pueden garantizar también una suite calentita a lado de Lucifer.
    El pecado alcanza una dimensión social sin precedentes que nos afecta a todos, consumir drogas,enriquecerse a costa de los demás ,contaminar el medio ambiente o la manipulación genética son,entre otros. los pecados de los tiempos modernos.
    Pero amigo Penalva, que no le entre a usted dolor de corazón por los torturados a lo largo de la Historia injustamente como castigo por sus pecados capitales, piense usted en la desgracia que supondría que alguno de nosotros caigamos en estos pecadillos contemporáneos o en otros tan habituales como ejercer la política sin principio alguno, abusar de inocentes niños(vease los casos de pederastia) o dejar que media Humanidsad se muera de hambre ante nuestra más absoluta indiferencia. Que castigo nos espera?.
    Puies nada amigo Penalva, una visita al confesionario,cara de arrepentimiento y propósito de enmienda y ego te absolvo. El hombre es débil y todos somos pecadores,que no se le olvide
    Menos mal que para todo hay remedio menos para la muerte.

  2. D. Francisco, siento negar la mayor, con lo cual no ha lugar la premisa menor y, su artículo, queda sin conclusión.
    Capitales son aquellos pecados que se consideran cabeza (del latín, caput-capitis) de otros muchos, raíz o madre de un sinfín de errores pecaminosos.

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